EL 10 de octubre se conmemoró el Día Mundial de la Salud Mental, que este año es especialmente significativo, debido a la situación que se vive en torno al Covid-19, y las consecuencias que esta ha tenido en lo relativo a la salud mental. En un comunicado conmemorativo del Día Mundial de la Salud Mental, la Organización Panamericana de la Salud expresa que los últimos meses han traído muchos retos: para el personal de salud, que presta sus servicios en circunstancias difíciles y acude al trabajo con el temor de llevarse la infección a casa; para los estudiantes, que han tenido que adaptarse a las clases a distancia, con escaso contacto con profesores y compañeros y llenos de ansiedad sobre su futuro; para los trabajadores, cuyos medios de vida se ven amenazados; para las personas atrapadas en la pobreza o en entornos humanitarios frágiles y para aquéllos con afecciones de salud mental, muchos de los cuales están todavía más aisladas socialmente que antes. Por no hablar de la gestión del dolor de perder a un ser querido, a veces sin haber podido despedirse.
Según la experiencia adquirida en emergencias pasadas, el organismo internacional considera que las necesidades de apoyo psicosocial y en materia de salud mental aumentarán considerablemente en los próximos meses y años, lo que hace necesario invertir en los programas de salud mental en el ámbito nacional e internacional, que han sido escasamente financiados desde hace años. Por ello, la campaña del Día Mundial de la Salud Mental de este año se ha propuesto conseguir el incremento de las inversiones a favor de la salud mental.
