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Síndrome de Asperger

El trastorno o síndrome de Asperger (SA) fue descrito inicialmente por el pediatra austríaco Hans Asperger en 1944, quien lo definió como una psicopatía autística; se describió a varones con una inteligencia normal, quienes mostraban comportamientos extraños, interacción social cualitativamente alterada, sin alteración o retraso del lenguaje y en muchos casos una coordinación motriz pobre. Actualmente es reconocido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como un Trastorno Generalizado del Desarrollo (TGD) de carácter severo y crónico, caracterizado por una limitación significativa de las capacidades de relación y comportamiento social, relacionado con el autismo y con consecuencias importantes, aunque variables, en el desarrollo social, emocional y conductual del niño.

Se ha señalado que el síndrome se presenta con una frecuencia de tres a cinco veces superior en varones, con respecto a las mujeres. Sin embargo, se ha indicado que podría ser más difícil detectar el SA en mujeres, debido a que estas aprenden por imitación con mayor facilidad las conductas de tipo social. Más de la mitad de los casos alcanzan la edad adulta sin diagnóstico.

Algunas sugerencias para el hogar y la escuela:

1. Muchas veces los niños con SA no siguen instrucciones cuando estas se refieren a un grupo en general, por ejemplo: “resuelvan el problema de la página 8”, ya que no escuchan su nombre y no se sienten parte del grupo, por lo que las instrucciones verbales deben incluir su nombre, mientras el niño aprende que estas frases son dirigidas a él también.

2. Es importante que el lenguaje verbal sea apoyado con recursos escritos (en la escuela con el uso del pizarrón).

3. Resulta muy importante señalarle el uso de comandos no verbales, que pueden ser muy comunes para nosotros, como levantar la mano cuando no se entiende en el salón de clases y esperar a que le permitan hablar.

4. Debido a que se le dificulta el uso del “doble sentido”, ya que entienden el lenguaje de manera “literal”, es importante comprender que cuando se le señala: “quieres prender la luz”, el niño contestará “sí”, sin realizar la tarea; por lo que los comandos verbales deben ser exactos, para ello hay que dar instrucciones como: “Pedro, prende la luz por favor”.

5. El uso de frases cortas sin sarcasmo o doble sentido facilitará las tareas para el niño, cabe recordar que su inteligencia es normal o por encima de la norma, por lo que el contenido no debe variar en dificultad.

6. Explicar el uso de expresiones como chistes y sarcasmo, ya que para él pueden carecer de sentido, como: “al que le quede el saco”, “el que quiera azul celeste, que le cueste”.

7. Establecer momentos para hablar de su tema de mayor interés, por ejemplo: “platica de volcanes y rocas en el recreo si tu compañero quiere hablar del tema”, así el niño sabrá que hay un momento para hacerlo, ya que suelen hablar del tema todo el tiempo y no esperan interacción o respuesta de su acompañante, lo cual entre niños puede llevar al malestar o rechazo.

8. Es importante establecer momentos en los cuales pueden “hablar solos”, ya que usan constantemente su imaginación para aislarse y realizar monólogos sobre un tema. Es de gran importancia establecer lugares y momentos para realizarlo, y que esta actividad sea más adaptativa para el niño, por ejemplo: “no cuando está comiendo, sí cuando está en su habitación”.

9. Enseñar el uso de gestos dependiendo de las emociones, si bien esto puede parecernos trivial, para los pequeños con SA es difícil relacionar una sonrisa con un chiste o broma, si no le encuentra relación.

10. Debido a que en muchos casos se trata de niños con un gran interés por temas complejos y capacidad elevada para aprender al respecto, resulta relevante que en el aula se le integre, permitiendo ver a los compañeros que el niño puede platicarles de temas interesantes, lo cual lo hará parte del grupo con mayor facilidad.

11. Motivar la participación en las actividades físicas de su preferencia.

12. Buscar alternativas a la escritura, como la grabadora de mano, para facilitar la toma de apuntes.

13. Enseñarle al pequeño a controlar su respuesta ante los estímulos del medio, a través de técnicas de respiración.

Si bien muchas veces los padres comienzan a darse cuenta de que algo no anda bien, es hasta la edad escolar cuando los maestros frecuentemente les señalan la necesidad de llevar a sus pequeños a un especialista. Debido a su similitud con otros trastornos, es primordial realizar el diagnóstico para que el pequeño tenga un mejor rendimiento, adaptación e integración escolar.

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