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El poder curativo del caldito de pollo

En muchos países del mundo el caldo y la sopa de pollo se utilizan popularmente para alimentar a los enfermos, sean niños o adultos, y así acelerar su curación, especialmente en malestares de las vías respiratorias o del sistema digestivo. Y es que nadie se puede resistir al sabor reconfortante y suave de un caldo de pollo, con arroz, con pasta o con verduras.

La sabiduría popular es en ocasiones muy acertada; el caldo de pollo se utiliza hace cientos de años como un alivio para los resfriados y dolores de panza; es una buena fuente de vitaminas, minerales (como magnesio, calcio, folato y fósforo), calorías y proteínas. También es una forma de ingerir líquidos y electrolitos, sobre todo cuando hay fiebre o diarrea.

- Algunos estudios han demostrado que es eficaz para despejar la mucosidad nasal.

- Además, se sabe que tiene un leve efecto antiinflamatorio, lo que podría ayudar a mitigar infecciones de las vías respiratorias altas, como el resfriado común.

- El cuerpo necesita nutrientes para superar las enfermedades. El caldo de pollo, especialmente si contiene verduras, otorga un amplio abanico de nutrientes, desde vitaminas y proteínas, hasta grasas.

- Es de fácil digestión en cualquier edad, especialmente si retiras el exceso de grasa.

- Si añades una ramita de hierbabuena ayuda a aliviar la irritación de la mucosa estomacal.

- Gracias a su contenido de sulfato de condroitina, glucosamina y otros compuestos del cartílago del hueso de pollo, ayuda a reducir el dolor e inflamación de las articulaciones.

- La glicina, uno de los aminoácidos del pollo, tiene propiedades calmantes que ayudan a conciliar el sueño.

El hecho de que alguien que te quiere te prepare un caldito de pollo para que te sientas mejor, sin duda se siente como un apapacho al alma y te ayuda a mejorar emocional y físicamente.

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