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El consumo de marihuana en adolescentes

Psict. José Antonio Malo Stassell / Adolescentes

Centro Comunitario, Fundación Casa Nueva I.A.P, Ciudad de México


Jesús, de 16 años, es tímido e introvertido, sus padres eran muy estrictos y le inculcaron una educación casi militar. Le cuesta mucho trabajo desinhibirse, pero cuando se echa unas fumadas de marihuana eso cambia, se logra desinhibir, cobra más valor y seguridad para socializar y abrirse. Lo mismo le pasa a Valeria, de 14 años, que después de darle “las tres” a una pipa de marihuana en compañía de su novio, se siente más segura de sí misma y ante los demás; a ella le duele mucho el abuso verbal de su padrastro y el abandono de su padre biológico, entre otras cosas.

Para muchos adolescentes puede resultar fácil compensar sentimientos de inferioridad, inadecuación o de ansiedad con el consumo de marihuana. Es frecuente que la marihuana parezca servirles a algunos de ellos. Pero la realidad es otra: el consumo de marihuana tiene efectos muy dañinos, y más en los jóvenes.

Desafortunadamente, el número de adolescentes que consumen o están expuestos a experimentar y abusar de la marihuana ha crecido, y la edad de experimentación ha bajado, es muy común que un porcentaje importante haya experimentado con ella a los 13 años.
Es importante entender por qué los adolescentes se encuentran en el grupo de edad de mayor riesgo cuando se presenta el consumo de marihuana en sus vidas, y conocer qué podemos hacer para que no la prueben, pues esto los puede llevar a ser consumidores habituales.

El cerebro adolescente

La adolescencia es una etapa del desarrollo humano muy importante. Mientras que en la infancia aprendemos habilidades y conocimientos básicos, como son la coordinación psicomotriz, el lenguaje y la lectoescritura, y vamos desarrollando nuestro sentido de autonomía y de valía, entre otros, no es hasta la adolescencia cuando se define y establece la personalidad y cuando aprendemos otras habilidades sociales, cognitivas y emocionales de mayor complejidad y destreza.

El cerebro humano llega a su mayor tamaño cuando tenemos unos once años; de los 12 o 13 años hasta que tenemos unos 25, el cerebro se reconfigura y aprendemos nuevas y complicadas habilidades y algunas cosas las desaprendemos; a esto se le llama poda neuronal. Durante este largo proceso, el cerebro tiene mayor plasticidad, es decir, se está conformando y reconformando. Esto afecta a todo el cerebro, pero involucra especialmente a aquella parte que más tarda en madurar: el córtex frontal y el prefrontal. Es en esta zona en donde desarrollamos funciones avanzadas que van templando el carácter, tales como la toma de decisiones considerando múltiples factores, tolerancia a la frustración, lograr postergar el placer y otras habilidades y funciones cognitivas complicadas.

Experimentación y consumo

Cuando se presenta el uso o abuso de sustancias psicoactivas, como la marihuana y el alcohol, por mencionar los dos más comunes (en efecto, el alcohol también es una droga), el proceso de experimentación y asimilación, que llevan a una sana maduración y al aprendizaje de habilidades complejas, se afecta y disminuye de distintas maneras.

El cerebro adolescente es todavía muy impresionable, en un sentido amplio de la palabra, debido a la plasticidad y flexibilidad que necesita para seguir aprendiendo y creciendo. La manera en que vamos resolviendo las tareas del crecimiento durante la adolescencia, y que en gran medida son impuestas por el entorno social, se verá reflejado en cómo seremos, cómo nos veremos y cómo actuaremos como adultos.

El uso y abuso de la marihuana en esta etapa tan vulnerable hace que se vuelva fácil utilizar la sustancia con frecuencia, para compensar sentimientos de dolor, soledad o ansiedad, por unos de aparente euforia y bienestar, como en los casos de Jesús y Valeria. La mayoría de las sustancias psicoactivas inducen o parecen producir un sentido placentero que atenúa y anestesia el dolor, aunque no estemos muy conscientes de que lo tenemos o qué lo ha causado.

Un problema multifactorial

El problema de la adicción o consumo abusivo de marihuana no solamente se relaciona con una cuestión física o biológica, involucra también los niveles psicológicos, sociales y espirituales, por lo que se le considera en su conjunto un problema biopsicosocial y espiritual, que incide de manera negativa en quienes consumen de manera abusiva la marihuana, especialmente en los adolescentes. Al ser tan diversos los factores que inciden en el problema del consumo, se habla de que es un problema multifactorial. O sea, no es porque el primo o el amigo indujeran a Jesús, o porque exista un gen de parte de la familia de la madre que haga a Valeria más propensa a que le sirva la marihuana, sino que implica una multiplicidad de factores que influyen de distintas maneras y en distintos ámbitos.

La enfermedad se presenta en la familia

Frecuentemente, el consumo de marihuana y otras sustancias en la adolescencia, esconde o involucra problemas y conflictos no resueltos al interior de las familias. Estos se pueden presentar como falta o exceso de límites, abuso emocional, abandono por alguna figura parental, o de otras maneras distintas en la dinámica y el crecimiento familiar. Es común y fácil pensar que es el adolescente quien presenta o trae el problema de manera aislada o espontánea, y por lo mismo es fácil estigmatizarlos.

El entorno familiar sigue siendo y es el más indicado para procurar y fomentar los factores que aseguran e inciden en la procuración de una sana protección y que orientan de manera certera al adolescente frente al posible consumo de marihuana. A su vez, resulta importante identificar los factores que ponen a los jóvenes en riesgo de consumo, para poder evitarlos y promover que puedan postergar su consumo el mayor tiempo posible y que el uso o abuso se puedan convertir en una adicción.

Asimismo, es muy importante contar con una estrategia y apoyo profesional cuando consideramos que el consumo sea problemático, sin esperarnos a que crezca la enfermedad y se salga fuera de control.

Factores de riesgo y factores de protección

La plasticidad cerebral en esta etapa del desarrollo es uno de los factores que hace a los adolescentes más vulnerables y propensos a desarrollar una adicción, o a desarrollar hábitos desfavorables y dañinos con el consumo de la marihuana u otras sustancias psicoactivas, incluido el alcohol. El acercamiento familiar y la resolución de conflictos en la familia es un factor importante, que protege a los adolescentes y que mitiga los riesgos para que puedan transitar mejor por esta hermosa y complicada etapa del desarrollo, mejor acompañados y con una red de apoyo más fuerte y asertiva para que puedan crecer y decidir con más libertad y responsabilidad. De lo que se trata es de incrementar los factores que los protegen y disminuir al máximo los que los ponen en riesgo.

Por ejemplo, las leyes que prohíben la venta y previenen el consumo de alcohol en menores son importantes, puesto que están basadas en investigaciones científicas claras y contundentes acerca de los riesgos que se ven amplificados en esta etapa. Si bien es cierto que se ha legalizado el consumo de marihuana en algunos países o estados de la Unión Americana, y que esto parece normal, no hay que olvidar que ese consumo está dirigido a adultos o mayores de edad. En todo momento, el consumo regular o abusivo de la marihuana en la etapa de la adolescencia tiene repercusiones negativas para lograr un desarrollo favorable.

Por último, es importante mencionar que la marihuana, así como el alcohol, es considerada una sustancia de entrada, es decir, frecuentemente sirve como la antepuerta a la experimentación de sustancias más nocivas y adictivas, como son el crack, la cocaína y las drogas de diseño, entre muchas más, unas más conocidas y otras no tanto, pero todas muy potentes; y por lo mismo que son producidas de manera ilegal y clandestina, no llevan controles de calidad, lo que provoca que muchos adolescentes mueran con una sola ingesta. Tal es el caso del éxtasis, por ejemplo.

Como se puede apreciar, el tema de la marihuana es complicado de entender, y no resulta fácil transmitirles esta información a los jóvenes de manera clara y efectiva, para que así puedan tener mayor conciencia del daño que puede provocar esta sustancia en su proyecto de vida, y que puedan tomar mejores elecciones.

El Centro Comunitario (CECOM) CDMX de Fundación Casa Nueva I.A.P. atiende a personas con consumo problemático de sustancias y a sus familias, con servicios de orientación y tratamiento en el campo de rehabilitación de las adicciones, además de ofrecer capacitación certificada y programas de prevención escolar como Cambio Cultural Consentidos.

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