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Más Vale... ¿Tarde?

Ana Orozco

“Procuro ser siempre muy puntual, pues he observado que los defectos de una persona se reflejan muy vivamente en la memoria de quien la espera”.


Nicolas Boileau-Despréaux

En una época tan difícil para nuestro país como la que nos encontramos viviendo, los mexicanos debemos pensar en cómo ser mejores, y un muy buen comienzo será acabar con una improductiva y molesta tradición: la impuntualidad. Lamentablemente los mexicanos hemos sido catalogados, y muy a mi pesar con notable justificación, como “una cultura impuntual”. La impuntualidad denota una gran falta de respeto, ya que nuestra impuntualidad roba el tiempo de los demás.

La puntualidad es el claro reflejo del interés y uno de los valores más apreciados en todos los aspectos de la vida, al practicarla demostramos atención, respeto y civismo hacia los demás, así que en ninguna circunstancia debemos hacer que nos aguarden, ya que los pensamientos de quien nos espera pueden tomar un curso desfavorable, y es preferible no exponernos a que nos reciban con una actitud hostil, aunque sea con causa justificada.

Si no conocemos dónde está la calle de la empresa que nos cita, o no sabemos llegar, salgamos con tiempo de sobra y tratemos de llegar 15 minutos antes de nuestra cita, para poder anunciarnos y ser estrictamente puntuales. Sigamos la tradición japonesa que dice: la persona que llega puntual a los compromisos es educada, quien llega 5 minutos antes demuestra respeto y quien llega tarde, ofende. Así que acostumbrémonos a no ofender con nuestra impuntualidad, y recordemos que la vida es muy corta y sus instantes corren sin jamás detenerse; así es que solo en la economía del tiempo podremos encontrar los medios para administrarnos y romper con esa mala imagen de impuntuales que tenemos los mexicanos.

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