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Mirar para admirar

Cuántas personas, cosas y sucesos nos pasan desapercibidos por estar acostumbrados a ellas. Quizá por vivir en la rutina y monotonía dejamos de ver lo especiales que son. Tal vez estamos expuestos a tanta información que ya no nos da tiempo de comprender su alcance. Y por muchas otras razones que van haciendo que cada día nos admiremos menos de ellas.

Para admirar hay que mirar el lado positivo, lo bueno, lo bello, lo fascinante y el gran valor de la vida, de la naturaleza y de las personas que nos rodean. Es necesario saber mirar para poder apreciar en las personas, y en el entorno, todo aquello que nos pueda sorprender y que nos permita descubrir y disfrutar de ellas. Siempre hay algo nuevo que descubrir y que aprender.

Para no perder la gran capacidad de admirar es necesario dejar de hacer todo lo que la atrofie, como:

✔ Vivir en el pasado y no ver el presente

✔ Recordar más lo negativo que lo positivo

✔ Sentirnos más valiosos que los demás

✔ Vivir con prisa

En pocas palabras, dejar de hacer lo que deforma nuestra mirada y no nos permite asombrarnos. El asombro nos permite comprender que todavía hay mucho que aprender y por lo que vivir. Reconocer la grandeza de las personas y lo positivo de la realidad.

Para recuperar o hacer crecer la capacidad de admiración, te sugiero:

✔ Mejorar la forma de conocer a las personas: descubrir las cualidades y fortalezas de cada uno de ellos. Buscar lo positivo y lo mejor. Valorar a los demás. Descubrir lo que cada persona tiene que ofrecer.

✔ Aprender a observar y a escuchar: observar y escuchar es muy diferente de ver y oír. Para hacerlo se requiere dedicar tiempo e interés, de forma consciente.

✔ Apreciar los dones: Valorar todos los dones y regalos que da la vida y las personas a cada momento. No vivir esperando solo lo extraordinario, los grandes momentos los hacemos con nuestra actitud y reacción. Tener buena disposición y ser agradecidos.

✔ Mirar la naturaleza: Detenernos a ver lo que la naturaleza nos ofrece. Observar el cielo, los árboles, la perfección de su funcionamiento, los animales. Recordar que somos parte de su grandeza. Este encuentro nos da la oportunidad de reflexionar sobre nosotros y la vida.

La capacidad de admirar se pierde cuando no valoramos o apreciamos a las personas o a las cosas y solo buscamos utilizarlas a nuestro favor. Cuando perdemos la capacidad de admirarnos perderemos una gran ilusión por la vida. Practiquemos la admiración continuamente. Y si somos padres, enseñemos con nuestro ejemplo la admiración. Ayudemos a nuestros hijos a no perderla, ya que el admirar les ayudará a ser más felices, porque lo importante no es lo que vivamos, sino cómo respondemos a esas vivencias y actuemos ante las distintas situaciones. La admiración es un gran don que debemos cultivar y una gran herencia para la vida de nuestros hijos.

Por Marisol Gómez
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