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Botox®, lo que debes saber

Aunque ya es un procedimiento ampliamente conocido, el uso de la toxina botulínica –mejor conocida como Botox®- como tratamiento para contrarrestar las arrugas del rostro, sigue despertando dudas en algunos pacientes.

Algunos datos que debes conocer:
- Todos los tipos de inyecciones de la toxina botulínica autorizados por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos para las arrugas de la frente son para las personas de hasta 65 años. No es que sea peligrosa después de esta edad; más bien los resultados generalmente no son tan eficaces como en la población más joven, por lo que se suele recomendar utilizarla en combinación con otro tratamiento, como rellenos faciales inyectados en la piel para suavizar las arrugas.

- La toxina botulínica es segura, sea a corto plazo o de manera prolongada. Los datos sobre el tratamiento de las arrugas apenas se remontan a alrededor de 20 años, la dosis necesaria para suavizar las arrugas es mucho menor que la administrada para otras afecciones, como la espasticidad muscular, y en estos casos no ha habido efectos secundarios graves; eso sustenta aún más la seguridad de la toxina botulínica.

- Puede suspenderse en cualquier momento, sin que la piel luzca peor que antes de empezarlo.

- El mecanismo de las inyecciones de toxina botulínica es paralizar temporalmente la actividad de los músculos.

- Además de ser utilizada para reducir la apariencia de las arrugas faciales, también se usa en el tratamiento de enfermedades, como los espasmos repetidos del cuello, la hinchazón excesiva, la vejiga hiperactiva y el ojo perezoso. En algunas personas también puede ayudar a prevenir las migrañas crónicas.

- La toxina botulínica es producida por las mismas bacterias que causan el botulismo, que es un tipo de envenenamiento alimentario.

- Las inyecciones de la toxina botulínica bloquean ciertas señales químicas de los nervios, lo que relaja temporalmente a los músculos faciales subyacentes que causan las arrugas, incluidos los surcos de la frente.

- Para administrar las inyecciones de la toxina botulínica, el especialista emplea una aguja fina para inyectar en la piel cantidades ínfimas del medicamento. El número de inyecciones necesario varía según muchos factores, entre los que destaca la dimensión del área a tratar.

- Normalmente empiezan a funcionar pocos días después del tratamiento, y su efecto puede durar 3 meses o más. Si uno desea mantener los beneficios, es necesario recibir más inyecciones de forma regular.

- Es necesario que este tratamiento sea realizado por un especialista en dermatología, cirugía plástica, cirugía plástica ocular u otorrinolaringología y que esté certificado y entrenado para tal efecto. La toxina botulínica puede ser peligrosa cuando se administra incorrectamente.

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