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Legionelosis

En 1976, Estados Unidos celebraba el bicentenario de su independencia de la Gran Bretaña, y en Filadelfia se reunieron alrededor de 4,000 miembros de la Legión Americana del Estado de Pensilvania, una organización de veteranos militares de la Segunda Guerra Mundial. Del 21 al 24 de julio, más de 600 legionarios se alojaron en el hotel Bellevue-Stratford para participar en la 58 convención anual de la Legión; sin embargo, este evento pasaría a la historia como una de las tragedias médicas del siglo XX.

Al día siguiente del comienzo de la convención, algunos de los legionarios empezaron a enfermar con síntomas similares a los de la neumonía: fiebre alta, tos, dolores en el pecho y dificultad para respirar. Para principios de agosto, 18 delegados habían muerto a causa de la misteriosa neumonía, y los medios de comunicación tenían la atención puesta en aquella ciudad. La epidemia terminó a mediados de agosto, con 221 personas enfermas y 34 fallecidas.

Después de plantear y descartar muchas teorías por parte de científicos y médicos, en 1976 el Dr. Joseph McDade, un científico de los Centros de Control de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC por sus siglas en inglés), utilizando la técnica de inoculación en roedores, pudo aislar la bacteria que causaba la enfermedad, e identificarla como Legionella pneumophila. Se determinó entonces que el bacilo había crecido y se había reproducido en pequeños charcos de agua, dentro de los ductos del aire acondicionado y este lo había propagado entre muchos de los visitantes del hotel. En abril de 1977 se publicó por primera vez el término "legionelosis".

Actualmente sabemos que la forma más común de transmisión de la legionelosis es la inhalación de aerosoles contaminados, producidos en conjunción con pulverizaciones, chorros o nebulizaciones de agua. Tal es el caso del evento descrito anteriormente, en el que el sistema de aire acondicionado de aquel hotel estaba en malas condiciones.

Si no es tratada, la legionelosis se puede agravar, causando complicaciones como insuficiencia respiratoria, insuficiencia renal aguda y multiorgánica. El tratamiento es por medio de antibióticos, y se puede prolongar por semanas o incluso meses, según sea el caso.

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