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Síndrome de Tourette

El síndrome de Tourette es un trastorno que se manifiesta con movimientos repetitivos o sonidos indeseados que no son voluntarios (tics). Cuando son graves, los tics pueden interferir significativamente con la comunicación, el funcionamiento cotidiano y la calidad de vida. El nombre de este padecimiento se debe a su descubridor, el neurólogo francés Georges Gilles de la Tourette, que en 1885 diagnosticó a una mujer francesa de 86 años.

Aunque el síndrome de Tourette no se puede curar, es posible dar un tratamiento para controlarlo, y en ocasiones ni siquiera es necesario, ya que los síntomas no le resultan molestos a la persona. En general, los tics comienzan entre los 2 y los 15 años, y suelen disminuir después de diez años.

Los tics también pueden involucrar movimientos o sonidos, y pueden incluir:

- Parpadeo de ojos
- Sacudir la cabeza
- Repetir los movimientos de otra persona
- Encoger los hombros
- Mover los ojos repentinamente
- Retorcer la nariz
- Resoplar
- Repetir palabras propias o ajenas
- Toser
- Carraspear la garganta

Estos tics pueden variar según cada caso, o en su frecuencia o gravedad. Empeoran si la persona está enferma, estresada, ansiosa o cansada. Pueden cambiar con el tiempo, y durante la adolescencia pueden empeorar.

Antes de la aparición de los tics es posible que se experimente una sensación incómoda (impulso premonitorio) como picazón, cosquilleo o tensión. Cuando aparece el tic se siente alivio. Con gran esfuerzo, algunas personas con síndrome de Tourette pueden detener o contener temporalmente un tic.

Cualquier niño que realiza movimientos o sonidos involuntarios debe ser evaluado por un médico.

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