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Hipertensión arterial, una amenaza latente


La presión arterial alta, también conocida como hipertensión, es una enfermedad común que afecta a millones de personas en todo el mundo y que puede tener graves consecuencias si no se controla.

La hipertensión se produce cuando la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias es sistemáticamente demasiado alta. Se suele medir con dos cifras: la presión sistólica (la presión durante los latidos del corazón) y la presión diastólica (la presión entre latidos). Una presión arterial igual o superior a 140/90 mmHg se considera alta.


La hipertensión arterial puede deberse a varios factores, como un estilo de vida poco saludable, con una dieta rica en sodio y un bajo nivel de actividad física. El consumo excesivo de alcohol y el tabaquismo también pueden contribuir a la hipertensión. Adicionalmente, el riesgo aumenta si se tienen familiares con esta condición o si se padece diabetes, enfermedades renales y trastornos hormonales.

Las consecuencias de la hipertensión arterial cuando no está bien controlada pueden ser graves, por ejemplo:

- Aumento del riesgo de enfermedades cardiovasculares, como infarto al miocardio, accidentes cerebrovasculares e insuficiencia cardiaca.

- Deterioro de la función de los riñones o incluso insuficiencia renal.

- Daños en los vasos sanguíneos de los ojos, lo que puede provocar problemas de visión.

Además, estudios científicos sugieren una correlación entre la hipertensión y un mayor riesgo de deterioro cognitivo y demencia.

Si tienes hipertensión, mídete con tu consumo de sal, haz actividad física de manera regular y evita fumar o beber en exceso. Además, apégate estrictamente al tratamiento como te lo haya indicado tu médico y visítalo una vez al año.

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