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Hígado Graso

México ocupa uno de los primeros lugares de obesidad en el mundo, y este es uno de los factores de riesgo más importantes para desarrollar hígado graso. El hígado graso es una condición ocasionada por la acumulación de grasa dentro de las células del hígado, que puede llevar a una inflamación comúnmente conocida como esteatohepatitis, que puede evolucionar a fibrosis y cirrosis hepática.

Además de la obesidad, otros factores de riesgo para tener hígado graso son: diabetes tipo 2, dislipidemias, resistencia a la insulina, síndrome metabólico y, por desgracia, nuestro país también ocupa los primeros lugares en la mayoría de estas condiciones.


Además, según los cálculos de la Federación Internacional de Diabetes, la prevalencia de la diabetes mellitus abarca el 11.9% de la población, y cerca del 50% de las personas diabéticas se desconocen como portadoras de la enfermedad. A nivel mundial, (de acuerdo con publicaciones científicas recientes), la diabetes mellitus tipo 2 se ha cuadriplicado de 1980 a la fecha; sin embargo, en México ha ido más allá, lo que nos ha llevado a estar entre los 10 países con mayor número de personas que viven con diabetes.

Cuando más de 5-10% del peso del hígado es por grasa se considera que la persona padece hígado graso, que si no se atiende puede progresar a esteatohepatitis, que es una de las causas más comunes de daño hepático crónico, y posteriormente a cirrosis hepática y a cáncer primario de hígado.

En pacientes con diabetes es fundamental controlar adecuadamente los niveles de glucosa en sangre, a través de control farmacológico, actividad física, alimentación, dieta saludable y hábitos de vida positivos. En lo que al cuidado del hígado se refiere, es de vital importancia evitar subir de peso y no aumentar la grasa abdominal. Aunado a ello, se aconseja acudir al médico y efectuar una o dos veces al año una prueba de laboratorio para analizar la función hepática.

Las medidas para prevenir el hígado graso se basan en un cambio de hábitos alimenticios y en hacer ejercicio, para mantener un peso adecuado, o en caso necesario, una dieta de reducción de peso, control de enfermedades asociadas, como la diabetes y las dislipidemias, hacer ejercicio aeróbico de 30 a 40 minutos al día, aumentar la masa muscular con ejercicio con pesas o ligas y evitar la ingesta de alcohol.

Tanto la diabetes como el cáncer de hígado son enfermedades con una incidencia creciente, por lo que todos los pacientes con diabetes, o quienes padecen enfermedades del hígado, deben mantenerse en estrecho contacto con su médico y tomar seriamente las medidas que éste les indique.

El hígado graso puede presentarse en niños y adultos, en personas delgadas y con sobrepeso, y puede padecerse sin saberlo, porque por lo general no da síntomas, y solo en pocas ocasiones se manifiesta con malestar, náusea y fatiga.

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