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Helicobacter pylori y enfermedades gástricas


Helicobacter pylori (H. pylori) es una bacteria que coloniza el revestimiento del estómago de casi la mitad de la población mundial. Descubierta por los científicos australianos Barry Marshall y Robin Warren en 1982, H. pylori ha sido identificada desde entonces como una de las principales causas de diversas enfermedades gástricas.

Esta bacteria tan común tiene una característica única que le permite sobrevivir y prosperar en el entorno ácido del estómago; produce ureasa, una enzima que convierte la urea en amoníaco, creando un entorno alcalino protector alrededor de sí misma.

Además, H. pylori tiene la capacidad de adherirse y moverse en a través de la capa mucosa del estómago. Las toxinas liberadas por H. pylori alteran las funciones celulares y promueven la inflamación, lo que provoca daños en los tejidos.


La infección por H. pylori se ha asociado estrechamente con diversas enfermedades gástricas, que van desde la gastritis asintomática hasta las úlceras pépticas e incluso el cáncer gástrico. La capacidad de la bacteria para colonizar el revestimiento del estómago desencadena una respuesta inflamatoria crónica que daña la mucosa gástrica.

La gastritis causada por H. pylori se caracteriza por la inflamación del revestimiento del estómago. La inflamación crónica puede provocar la ruptura de la capa mucosa protectora, permitiendo que el ácido y otros irritantes dañen los tejidos subyacentes. Esto puede provocar síntomas como dolor abdominal, hinchazón e indigestión.

La colonización del revestimiento estomacal por la bacteria H. pylori podría debilitar y dañar tanto la barrera mucosa del estómago, que el ácido gástrico pueden provocar úlceras, que se manifiestan con dolor abdominal, sangrado y malestar.


Aunque la mayoría de las personas infectadas por H. pylori no desarrollan cáncer gástrico, la presencia a largo plazo de la bacteria aumenta el riesgo. La inflamación crónica inducida por H. pylori y la liberación de toxinas, promueven alteraciones genéticas en las células epiteliales gástricas, lo que con el tiempo puede conducir al desarrollo de cáncer.

El tratamiento para la infección por H. pylori es crucial para el manejo de las enfermedades gástricas asociadas. La terapia antibiótica, que suele consistir en una combinación de dos o más antibióticos, es el principal enfoque terapéutico. Los inhibidores de la bomba de protones, como el omeprazol, suelen recetarse para reducir la producción de ácido estomacal, lo que contribuye a la cicatrización de las úlceras.

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