Un estudio publicado hace algunas semanas en Genome Biology and Evolution descubrió que el ADN neandertal permanece en algunos humanos actuales y puede determinar si alguien es madrugador por naturaleza.
Los neandertales son nuestros parientes humanos extintos más cercanos, y tenían rasgos físicos definitorios como narices más grandes, pómulos angulosos y cuerpos más fornidos. Se sabe que utilizaban herramientas sofisticadas, controlaban el fuego, cazaban, vestían y vivían en refugios.
El descubrimiento reveló una conexión entre el ADN de los neandertales y la tendencia a ser madrugador en los humanos modernos. El estudio encontró una tendencia en los fragmentos de ADN neandertal que permanecen en los genomas humanos modernos. Muchos de estos fragmentos han afectado a los genes que controlan los relojes biológicos de muchas personas, aumentando su propensión a ser madrugadores.
Esta tendencia de ser madrugador podría haberse originado en los neandertales, con genes heredados que contribuyen a tener hábitos de sueño más tempraneros. Esto permite a estas personas no solo despertarse más temprano, sino también acostarse más temprano. Sin embargo, ser madrugador no requiere genes neandertales. Otros factores como el estilo de vida, las influencias culturales y ambientales también influyen.
Los humanos modernos, especialmente aquellos de origen europeo o asiático, comparten entre el 1.8% y el 2.6% de su ADN con los neandertales. Este descubrimiento es un recordatorio de cómo nuestro pasado evolutivo sigue influyendo en nosotros hoy en día. Aunque los neandertales se extinguieron hace unos 40,000 años, su ADN vive en nosotros y continúa afectando nuestras vidas de maneras que estamos comenzando a entender.
