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Desarrollo intelectual del bebé

La inteligencia según el renombrado especialista de desarrollo infantil, Jean Piaget, es la capacidad de adaptarse al medio. En lo que a desarrollo intelectual de un niño se refiere, los primeros tres años son cruciales ya que, durante este periodo corto de tiempo, los 100.000 millones de neuronas con que nace el bebé se conectan entre sí, formando una complicadísima red de comunicaciones.

Al nacer, el niño cuenta con sentidos y reflejos automáticos, no voluntarios, pero en pocos meses, gracias al uso de sus sentidos, será capaz de seguir con la mirada un objeto y tratará de alcanzarlo con la mano. Sus acciones comenzarán a ser voluntarias, orientadas por los estímulos externos.

A partir del quinto mes se comienza a percatar de que sus acciones pueden tener un efecto, por ejemplo, si mueve una sonaja ésta hará un ruido, lo que le puede resultar sumamente atractivo, por lo que seguramente repetirá para conseguir el efecto deseado.

Alrededor del octavo mes el bebé es capaz de coordinar sus acciones para lograr un objetivo. Por ejemplo, retirar o apartar un muñeco para alcanzar otro juguete, es decir que está resolviendo un problema sencillo, adaptando sus acciones a la situación externa y a la vez desarrolla su pensamiento.

Finalizando el primer año de vida, el bebé es un explorador que busca y utiliza nuevas estrategias para alcanzar sus objetivos o resolver un problema. Por ejemplo, es capaz de utilizar algún instrumento para atraer un juguete o de jalar la tela sobre la que está colocado para moverlo.

A partir de los dos años el bebé es capaz de representar la realidad a través del juego, la imitación, el dibujo, las imágenes mentales y las palabras, ósea está utilizando tres medios muy complejos: la imitación, la simbolización y las palabras.

Entre los 3 y 6 años su pensamiento está cada vez más desarrollado y puede asociar imágenes, objetos, acciones y palabras. Se interesa por aspectos de la vida cotidiana, y puede clasificar objetos según su forma y color, establecer categorías, lo que sentará las bases para el aprendizaje de conceptos matemáticos.

Un elemento indispensable para el desarrollo intelectual del bebé y el niño son los estímulos externos que los padres ofrecen a través del amor, las caricias, las palabras.

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