Generalmente después del parto puede presentarse la congestión mamaria. La madre se puede dar cuenta de ello cuando observa que uno o ambos pechos han aumentado bastante de tamaño, están enrojecidos, se sienten hinchados, calientes y duelen. Esto sucede debido a que el bebé no extrae la leche suficiente, o bien el reflejo eyecto-lácteo está parcialmente inhibido.
Una vez que el diagnóstico de congestión mamaria se ha realizado se recomienda tomar las siguientes medidas:
• Alimentar al bebé de forma frecuente, se recomienda que sea entre 8 y 12 veces cada 24 horas, en los primeros días de vida del bebé.
• Extraer un poco de leche antes de alimentar al bebé, de modo que al colocarlo al pecho este no se encuentre tan congestionado y le dificulte la succión.
Si la congestión es muy importante se recomienda que antes de dar el pecho se coloquen fomentos calientes sobre él, o que en bandejas llenas de agua caliente se sumerjan los pechos por periodos de 10 minutos; después la madre deberá hacerse un masaje de la parte de afuera hacia el pezón, sin tocar la areola.
También se recomienda realizar la llamada presión inversa, que consiste en colocar ambos dedos índices sobre la areola y realizar una presión sobre el tórax por espacio de 2 a 3 minutos, esto favorece que la areola se descongestione y el bebé pueda tomar y realizar la succión.
Después de dar de comer al bebé se recomienda colocar compresas frías (hielo envuelto en una toalla) para descongestionar el pecho y disminuir el dolor. Otra opción tradicional es la colocación de hojas de col, que previamente se enfriaron en el congelador, en el pecho congestionado. No se sabe la causa, pero algunas madres experimentadas refieren que funciona mejor que las compresas frías.
En algunos casos se recomienda la ingesta de un medicamento que sea analgésico y antiinflamatorio. Recuerda que durante la lactancia no debes tomar ningún medicamento sin que tu médico lo prescriba.
