En ocasiones las personas no nos damos cuenta de lo permisivos que somos en nuestras relaciones; con tal de no estar solos llegamos a límites impensables, con el deseo de tener a alguien en nuestras vidas, formando relaciones de dolor.
Es una condición llamada codependencia, misma que se caracteriza por una preocupación y dependencia excesiva (emocional, social y física) hacia una persona, lugar o cosa. Quien la padece pierde conexión con lo que necesita, desea y siente, además de vivir buscando aceptación, haciendo del cuidar de otros, el eje central de su vida.
La codependencia se origina en las familias disfuncionales, y convierte a los miembros de esas familias en personas hiper vigilantes. Al estar el ambiente familiar tan lleno de estrés, debido a factores como la violencia, la adicción al alcohol o a otras drogas, los conflictos emocionales o las enfermedades físicas o psiquiátricas de sus miembros, la persona codependiente enfoca su atención hacia su entorno para defenderse de algún peligro real o imaginario.
El problema es que la persona codependiente, a pesar de sufrir, vive formando relaciones destructivas, ya sea una relación de amigos, con una pareja romántica, entre padres e hijos. La codependencia es una adicción, pues hay síntomas de supresión (ansiedad e irritabilidad) cuando la otra persona amenaza con abandonar la relación.
La codependencia está formada por 5 síntomas nucleares:
• Autoestima baja que se puede compensar con egocentrismo.
• No poder poner límites adecuados, se deja entrar a las personas de forma abrumadora, o se ponen muros infranqueables.
• No se es objetivo con la realidad.
• Dificultades para definir necesidades y deseos, o no ser objetivos respecto a ellos.
La codependencia parece ser amor, pero realmente esconde egoísmo y necesidad de controlar; lleva a vivir en destrucción, miedo, manipulación, relación condicionada: “Si no cambias te dejo de querer”, “si no haces lo que quiero te reclamo, te agobio, me siento tu víctima.” En la codependencia hay una gran cantidad de manipulación y chantaje. Es una relación abrumadora: “Haré todo lo que sea para que esa persona se ajuste a mí”.
En momentos de frustración se genera el abuso o una tremenda tolerancia al abuso. Quien padece esta enfermedad ha llegado a tener una autoestima tan baja, que ya no se da cuenta de que están abusando de él.
Si la codependencia no se atiende de manera adecuada, progresa y el dolor emocional cada vez es mayor. Por ser una adicción debe tratarse como lo que es, una enfermedad.
A través de un trabajo terapéutico, el codependiente tendrá que:
- Desarrollar una autoestima sana.
- Tener un proyecto de vida personal, independiente del proyecto familiar.
- No rescatar a otros de las consecuencias de sus actos.
- Poner atención a lo que necesita, siente o desea.
- Aprender a aceptarse, respetarse y amarse, exactamente como es.
- Poner y ponerse a sí mismo límites adecuados.