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Tiroiditis de Hashimoto

La tiroides es una glándula pequeña, en forma de mariposa, que se ubica en la base delantera del cuello. Las hormonas producidas por la tiroides, la triyodotironina (T3) y la tiroxina (T4), afectan todos los aspectos del metabolismo: regula la eficiencia con la que el cuerpo utiliza las grasas y los carbohidratos, ayudan a controlar la temperatura corporal, influyen sobre la frecuencia cardiaca y ayudan a regular la producción de proteínas.

La tiroiditis de Hashimoto es una afección autoinmune que suele avanzar lento, y normalmente conduce a un nivel bajo de la hormona tiroides, afección conocida como hipotiroidismo. Según los especialistas, la tiroiditis de Hashimoto se desarrolla cuando el sistema inmunitario del cuerpo ataca por error a la tiroides, aunque no se sabe con certeza por qué ocurre. Algunos investigadores parecen indicar que un virus o una bacteria podrían desencadenar la respuesta inmunitaria, pero también es posible que una predisposición genética esté implicada en el desarrollo de este trastorno autoinmune.

La tiroiditis de Hashimoto daña la tiroides y termina por ocasionar hipotiroidismo; es decir, que la glándula ya no produce suficiente cantidad de sus hormonas normales, causando síntomas como cansancio, estreñimiento, pérdida inexplicable de peso, más sensibilidad al frío, dolor y rigidez en las articulaciones, y debilidad muscular.

El mejor tratamiento para la tiroiditis de Hashimoto es normalizar los niveles de la hormona tiroides con medicamentos. El tratamiento normalmente es de por vida, y debe revisarse el nivel de la hormona dos veces al año, mediante un examen de sangre, con el objetivo de garantizar que la dosis es correcta. Si después de ser diagnosticado y recibir el tratamiento los síntomas continúan, será necesario ajustar la dosis diaria del medicamento.

Nunca te automediques, consulta a tu médico.

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