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Socialización y pertenencia

Por Sofia Rodríguez y Mariana Sáenz Arroyo

Síguelas en sus redes


El COVID-19 y lo comunitario

La pandemia ha hecho evidente lo mucho que necesitamos de los otros. Nos necesitamos para resolver necesidades de la vida práctica; para organizarnos para los cuidados de niños, personas enfermas, mayores o dependientes; para compartir las alegrías y apoyarnos en los tiempos difíciles.

En la comunidad encontramos orientación en tiempos inciertos. Cuando pensamos juntos, la creatividad se expande y nos muestra posibilidades que solos no habríamos imaginado. La escucha y la empatía de otros nos da fortaleza frente a la adversidad. Y así los intercambios nos ayudan a tejer un sentido de pertenencia y trascendencia.

Distancia ¿social o física?

La socialización y la pertenencia son elementos fundamentales como humanos. Formamos grupos con otras personas que piensan igual o diferente a nosotros. Hoy vivimos un momento muy especial: debido al COVID 19 y a las medidas impuestas nos vemos obligados a mantener la famosa “distancia social” que, más bien, debería de llamarse distancia física. No podemos estar cerca físicamente unos de otros, sin embargo, es importantísimo mantenernos cerca en lo emocional, en lo psíquico, en el contacto con los otros a los que queremos y nos rodean, los lazos sociales deben seguir, pues son en muchas ocasiones lo que nos mantiene a flote.

Cuidado de uno y socialización

Las medidas de confinamiento nos han limitado la posibilidad de reunirnos y de generar cercanía con otros como antes lo hacíamos. Sin embargo, las ganas y el anhelo de volvernos a reunir, tocar o abrazar los tenemos presentes. La distancia social es un reto para demostrar y reconocer el cariño. No existen fórmulas porque los vínculos no se hacen en serie. Quizás para algunas relaciones baste con transformar los encuentros cara a cara en reuniones por zoom. En otras relaciones, tal vez necesitemos algo distinto como apoyar para hacer las compras o aprender a escuchar sin juzgar ni dar consejos, simplemente, escuchar para dar lugar a las emociones tan complejas que ha movido la pandemia.

Independientes, Dependientes, Interdependientes

Culturalmente valoramos la independencia. Nos parece signo de fortaleza y dignidad. Sin embargo, no vivimos en una burbuja. Vivimos en una red de relaciones. No tenemos todas las respuestas, pero muchas veces tenemos el teléfono de alguien que quizás sabe más, tal vez tiene una pista o, que sin más certezas que nosotros, nos puede acompañar y hacer más ligero el camino, que no es poca cosa. En muchos sentidos somos dependientes. Todas las personas, en mayor o menor medida, necesitamos apoyos. Nos necesitamos unos a otros. Y eso no está mal. Entre la independencia tan idealizada, y la dependencia tan temida, está la interdependencia que nos permite una libertad humana, aterrizada en cuerpo y circunstancia.

Adolescentes y pandemia

La adolescencia es una etapa de la vida en la que es fundamental explorar y construir un sentido de identidad fuera del núcleo familiar. Es una etapa de experimentar una mayor independencia, y de aprender asumir la responsabilidad que esa libertad conlleva. Es momento, también, de reconocer su cuerpo cambiante, de desarrollar nuevas habilidades.

Aunque muchos de ellos ya interactuaban por redes sociales, ahora la pandemia vino a cambiar las reglas del juego. Perdieron espacios de independencia, la socialización y la actividad física.

¿Cómo podemos ayudar a las y los adolescentes para socializar en pandemia?

- Permite espacios de socialización con sus pares, aunque sea en línea.

- Establece límites que los mantengan seguros al usar internet.

- Promueve el pensamiento crítico en relación con el uso del internet y las TICs (tecnologías de la información y la comunicación).

- Dales retos en los que puedan explorar sus habilidades y su identidad.

- Busca retos que les permitan desarrollar su libertad y responsabilidad.

- Busca espacios de recreación al aire libre.

Niñez y pandemia


La niñez es una etapa de la vida en el que la vinculación y el aprendizaje pasan a través del cuerpo, los sentidos y el movimiento. En la infancia, jugar es cosa seria. La escuela es espacio para construir un sentido de identidad fuera del núcleo familiar. Aquí también se aprende de emociones complejas, a compartir, a estar en desacuerdo... De un momento, todo esto se volvió virtual, se confinó a un espacio limitado compartido con otros miembros de la familia y se le añadió buenas dosis de incertidumbre y estrés.

¿Cómo podemos ayudar a las niñas y los niños para socializar en pandemia?

- Prioriza y establece expectativas realistas. (No te agobies si la tarea no es perfecta o si hay temporadas en las que pasan más tiempo del ideal jugando en línea)

- Da tiempo para el juego libre.

- Permite el juego con materiales concretos (masas, bloques, colores).

- Permite el juego activo (cantar, bailar, saltar)

- Busca espacios de recreación al aire libre.

- Busca espacios de socialización con los primos o compañeros de la escuela, aunque sea en línea.

Mente nómada es un espacio de deconstrucción y diálogo de los saberes que habitan el concepto moderno de salud mental

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