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Sentirse bien ¿hormonalmente?

Por la Dra. Gaby Soulé

La ciencia y la tecnología nos han regalado comodidad, simplicidad y bienestar. También nos han permitido conocer nuestro organismo de una forma sorprendente. La neurociencia nos aproxima al conocimiento de cómo funciona nuestro cerebro y algunas de las razones por las que nos diferenciamos de los animales.

Los humanos estamos conformados por sistemas complejos, que son echados a andar principalmente por sustancias mágicas, que incluso algunos años atrás desdeñábamos, por ser responsables de la impulsividad y rebeldía de los adolescentes: las hormonas.

Existen muchos tipos de ellas circulando por nuestros cuerpos; detonan funciones enteras y determinan conductas que imaginábamos, hasta hace poco, correspondían solo al corazón.

La emoción de estar ligado a alguien, y desear un vínculo íntimo, es el resultado de decenas de hormonas que bailan al suave y dulce ritmo del amor. Una de las hormonas que más destaca en esta embriaguez de bienestar, cuando se está enamorado, es la oxitocina. Los científicos la llaman la hormona de las caricias.

La oxitocina estimula el deseo sexual, y después del orgasmo es liberada en mayor cantidad, sobre todo en las mujeres, ya que mezclada con los estrógenos hace que sus niveles se vayan hasta el cielo; de ahí el anhelo de la mujer de sentirse contenida y cercana a su pareja después de la intimidad.

De forma contraria, en el hombre la oxitocina liberada durante el sexo, cuando es mezclada con la testosterona –la hormona varonil por excelencia–, desciende a niveles muy inferiores, razón por la cual el hombre busca hacer cualquier otra cosa, terminado el encuentro romántico.

Para las mujeres esta sustancia es muy generosa, ya que es secretada en diferentes momentos importantes de su vida, como en el parto. La oxitocina, en altas concentraciones, provoca contracciones uterinas que facilitan la expulsión del bebé y provocan en la madre, una vez nacido su hijo, una sensación parecida a estar enamorada de él, por supuesto sin la atracción sexual. Además, estimula la importante función de producir leche. “La naturaleza tiene que garantizar que el pequeño no sea abandonado y sea atendido en todas sus necesidades”.

Bastaría preguntar a una madre la sensación de ternura, protección y bondad que experimenta al sostener a su pequeño en brazos, o al amamantarlo.

Si quieres sentir este bienestar, y dentro de tus planes y posibilidades no está tener sexo ni experimentar un parto, existen actividades que te permitirán liberar oxitocina y sentirte de lo mejor.

◆ Una sesión de caricias: si no tienes pareja, no importa. Las caricias no solo deben ser eróticas. El contacto de un masaje, el abrazo de un amigo, el jugar con un bebé, el acariciar una mascota, también pueden incrementar tu nivel de oxitocina.

◆ Haz ejercicio: la actividad física estimula la producción de varias hormonas que provocan bienestar, te provee de una mejor autoestima que te ayuda a ser sociable y establecer más vínculos con otras personas.

◆ Fomenta tus amistades: los ratos de ocio y esparcimiento en compañía de personas queridas reducen el estrés, nos hacen reír y recordar momentos agradables que estimulan nuestro sistema límbico y hormonal.

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