Dr. Enrique Cruz Guzmán
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La piel de nuestro bebé es sensible e inmadura. Su sensibilidad es extrema debido a que carece de protección frente a los agentes externos; es importante estar al pendiente de la presencia de lesiones en ella, lo más común es la presencia de exantemas en la piel de nuestro tu bebé, en múltiples ocasiones se desconocen las razones de su aparición, estar al pendiente de síntomas característicos te podrá ayudar a tener un control de enfermedades como la roséola infantil.
La roséola (“exantema súbito o sexta enfermedad”), es una enfermedad infectocontagiosa, benigna y auto limitada, ésta se caracteriza por una erupción cutánea causada por un virus que afecta principalmente a los bebés.
La enfermedad es producida por dos herpes virus de los humanos, HHV-6 y HHV-7, los cuales se conocen como virus de la roséola. Hay dos variantes del HHV-6, y los estudios han demostrado que el exantema súbito es causado principalmente por el HHV-6B, que infecta a más del 90 por ciento de los bebés de 2 años o menos.
Debemos estar al pendiente de algunos síntomas característicos que nos darán luz roja al padecimiento de esta enfermedad. Si tu bebé presenta fiebre alta (39 °C a 40 °C) que perdura de 3 a 5 días, trastornos digestivos, secreciones nasales, irritabilidad, inflamación de los párpados, cansancio y falta de interés a estímulos externos que antes llamaban su atención, pueden ser síntomas que nos alerten del padecimiento de la roséola.
Debemos estar al pendiente del aumento de temperatura para evitar convulsiones febriles, ya que la fiebre será el síntoma característico de dicha enfermedad. Una vez que la fiebre ceda, aparecerán en la piel del bebé una erupción de manchas de un color rosado de 3 a 5 milímetros, en ocasiones con un relieve ligero, que se extenderán principalmente por el cuello, pecho y el tronco y, en raras ocasiones, en las extremidades, y lo normal es su permanencia de entre uno a 3 días.
La roséola con síntomas es más común entre niños menores de dos años, sin embargo, no se descarta la posibilidad de detectar la enfermedad en adultos y estos, a su vez, podrían transmitir el virus, aunque carezcan de síntomas característicos.
La forma de contagio de la roséola es de persona a persona, se trasmite a través de las secreciones de las vías del sistema respiratorio que expulsan por medio de tos, estornudos, etc., los portadores del virus, pero también es posible el contagio fecal-oral.
Asegurarnos de que todos en el hogar realicen buenas prácticas de lavado de manos, especialmente después de tener contacto con las vías respiratorias altas, secreciones de nariz, garganta u ojos y antes de tocar o preparar alimentos.
Se deben tomar de igual manera medidas de precaución generales al cambio de pañales de los bebés en casa o en algún otro lugar, se deberá desinfectar el área donde se cambian, o al utilizar el inodoro se deben tener las mejores medidas de higiene.
Todas estas medidas ayudarán a disminuir considerablemente el riesgo de contagio de la roséola.
