El suicidio es la décima causa de muerte en el mundo y la segunda entre las personas de 15 a 29 años. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que más de 700,000 personas mueren por suicidio cada año, y muchas más intentan quitarse la vida. El suicidio es un tema delicado y complejo, que afecta a individuos, familias y comunidades en todo el mundo. La prevención del suicidio no se trata únicamente de abordar el comportamiento suicida en sí, sino de crear entornos comprensivos y de apoyo, que ayuden a las personas a encontrar esperanza, conexión y recursos para superar momentos difíciles.
El suicidio es un problema complejo al que contribuyen muchos factores de riesgo, pero también existen factores de protección. Los factores de riesgo son circunstancias o características que aumentan la probabilidad de que una persona considere o intente suicidarse. Estos pueden incluir trastornos mentales no tratados, experiencias traumáticas, aislamiento social, problemas financieros, abuso de alcohol y otras drogas. Por otro lado, los factores de protección son elementos que fortalecen la resiliencia de una persona y reducen su vulnerabilidad al suicidio. Estos pueden incluir el acceso a tratamiento médico y psicológico, el apoyo social, la capacidad de resolución de problemas, el adecuado manejo del estrés o ansiedad y la esperanza en el futuro.
Una de las cosas más importantes que podemos hacer para prevenir el suicidio es hablar de ello, romper el silencio. Cuando una persona se siente cómoda hablando de sus propios pensamientos suicidas, sin estigma ni vergüenza, es más probable que pida ayuda en caso de necesitarla.
Estas señales requieren de atención profesional urgente.
Todos podemos contribuir a prevenir el suicidio hablando de él, identificando las señales de alarma, fomentando la búsqueda de ayuda, eliminando el acceso a medios letales y apoyando a los supervivientes. La prevención del suicidio es responsabilidad de todos.
En México, busca ayuda en la línea de la vida 800 911 2000.
