imagen del artículo La niña feral y el desarrollo del lenguaje

La niña feral y el desarrollo del lenguaje

Genie fue una niña que sufrió negligencia y abuso por parte de sus padres los primeros 13 años de su vida. Nació en 1957, y fue rescatada por las autoridades de protección a menores de los Estados Unidos hasta 1970. La mayoría de ese tiempo vivió atada a un orinal, o a una silla con una camisa de fuerza casera. Sus padres, claramente trastornados, hablaban muy poco con ella, y cuando lo hacían era de forma violenta y brutal. Además, era golpeada si hacía ruido, careció del cuidado de sus padres y de la vinculación emocional que requieren los pequeños y sufrió de aislamiento severo; era lo que se llama una niña feral.

Cuando los Servicios de Protección de Menores intervinieron, Genie no tenía prácticamente ninguna capacidad física, más allá de la de un niño muy pequeño, su peso era muy poco y no podía hablar.

La lingüista Susan Curtiss intentó enseñarle el lenguaje y desafiar sus capacidades mentales, y descubrió rápidamente que Genie era inteligente; capaz de contar historias sofisticadas, no con palabras, sino utilizando imágenes, podía contar intrincadas narraciones.

Susan Curtiss trabajó con Genie para enseñarle inglés, y la pequeña pronto desarrolló un léxico bastante amplio y fue capaz de expresarse. Sin embargo, a pesar de la amplia formación, seguía siendo incapaz de producir frases gramaticalmente correctas.

Las áreas del lenguaje del cerebro se dividen entre el área de Wernicke y el área de Broca (entre otras importantes áreas que facilitan el lenguaje). El área de Wernicke se sitúa en el lado izquierdo de la cabeza (justo encima de la oreja) en el lóbulo temporal, mientras que el área de Broca se encuentra al principio de la parte frontal del cerebro (un poco más adelante). El área de Wernicke es responsable de la comprensión del habla y de otras señales comunicativas, mientras que el área de Broca se encarga principalmente de la parte gramatical de las frases y oraciones, así como de los movimientos de la boca y expresiones faciales al hablar.

A pesar de lo dramático del caso de Genie, adquirimos lecciones importantes acerca del desarrollo y uso del lenguaje; confirma que hay una cierta ventana de oportunidad que marca el límite de cuándo se puede adquirir una relativa fluidez en un idioma. Por supuesto, si ya se domina otra lengua, el cerebro ya está preparado para la adquisición de idiomas y es posible que se consiga dominar una segunda o tercera lengua. Sin embargo, si no se tiene experiencia con la gramática, el área de Broca sigue siendo relativamente difícil de cambiar: no se puede aprender la producción gramatical del lenguaje más adelante en la vida. Pero la capacidad de comprender el lenguaje y de producirlo sin depender de la gramática utiliza en gran medida el área de Wernicke en el lóbulo temporal. Esta área es capaz de expandirse y recablearse a lo largo de la vida, incluso después de la adolescencia. El caso de Genie lo confirma. La gramática estaba fuera de su alcance. Pero la comprensión del lenguaje y la narración no lo estaban.

Lo que se desprende de este trágico caso encaja bien con la idea establecida de que el área de Wernicke en el cerebro -el área para la comprensión del lenguaje- absorbe varios idiomas y señales significativas de forma unificada, mientras que el área de Broca -el área del cerebro que se encarga de la producción gramatical del habla- almacena los idiomas nativos (o primeros) y los (segundos) idiomas aprendidos más tarde en la vida en áreas separadas.

También te puede interesar