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Cáncer cervicouterino

Las células de los tejidos del cuerpo están en continua transformación, se dividen generando nuevas células que maduran, cumplen su función y posteriormente mueren. Así el organismo está en constante proceso de renovación, formando nuevas células y eliminando las viejas. En ocasiones, por un error en la reproducción del ADN, aparecen células alteradas, y cuando el organismo es incapaz de destruirlas, pueden crecer de forma desordenada y sin freno, causando un tumor maligno, es decir cáncer.

El término tumor se refiere a cualquier bulto anormal en el cuerpo, y los tumores pueden ser benignos o malignos. A los tumores malignos se les llama cáncer, y al paso del tiempo sus células anómalas pueden invadir los tejidos y órganos cercanos, o bien diseminarse a través de los vasos y ganglios linfáticos o por el torrente sanguíneo hacia otras partes del cuerpo; a este proceso se le llama metástasis. Cuando esto sucede, significa que el cáncer está avanzado y el tratamiento suele ser más agresivo y en ocasiones, menos eficaz. De ahí la importancia de la detección oportuna de cualquier tipo de cáncer.


El cáncer cervicouterino se produce en las células del cuello del útero, que es la parte más baja de la matriz y se ubica en la parte superior de la vagina. En el cuello del útero hay un canal que conecta a la matriz con la vagina, a través del cual entran los espermatozoides y sale el sangrado menstrual. En la mayoría de los casos de cáncer cervicouterino, el error en la reproducción del ADN, que da pie a la aparición de células alteradas, sucede por la infección del virus del papiloma humano (VPH) en el cuello del útero.

Los virus del papiloma humano (VPH) son un grupo de cerca de 200 variedades de virus, que se transmiten por contacto sexual. La mayoría no causa daños. Aproximadamente 35 tipos están asociados con diferentes lesiones y dos tipos, el 16 y 18, son responsables de la mayoría de los cánceres cervicouterinos.

Antes de que aparezca el cáncer, las células pueden tener un cambio anormal llamado displasia, y que se puede detectar con un estudio muy sencillo, el Papanicolau. También llamado citología cervicouterina, el Papanicolau es una prueba diagnóstica muy sencilla y eficaz, que detecta de manera prematura alteraciones en las células del cuello del útero, displasias y cáncer. Lo más recomendable es realizarla una vez al año, a partir de que se comienza con la actividad sexual.

Para realizarla el médico introduce en la vagina un instrumento llamado espéculo, que le ayudará a ensancharla para ver el cuello uterino, y con un hisopo, o cepillo especial, se hace un raspado que será la muestra de células que se enviarán al laboratorio para su análisis.

Sin embargo, en la actualidad y para las generaciones futuras, la vacuna contra el VPH es la medida más efectiva para prevenir el cáncer cervicouterino. En México hay disponibles dos vacunas eficaces y seguras que previenen la infección de VPH, ambas actúan contra los tipos de virus 16 y 18 que causan cáncer. En el esquema de vacunación mexicano se aplica la vacuna de forma gratuita a niñas de 11 años o de quinto grado de primaria, en dos dosis, con un margen de 6 meses entre la primera y la segunda.

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