La felicidad es subjetiva, no la podemos tocar, pero se hace notar en quien la posee, se contagia, nos gusta estar con ella, nunca queremos que se vaya, nos hace seres humanos más comprensivos, más entregados, reflexivos, espirituales, con energía para enfrentar lo que venga, positivos, etc. Sin embargo, la felicidad no es una constante en la vida de nadie, esta se va por momentos y no sabemos cuándo va a regresar, y muchas veces nos preguntamos con cierto temor si va a regresar, no queremos vivir sin ella.
¿Qué hacer para experimentar felicidad la mayor parte de la vida?
Realmente depende de uno mismo, de la actitud que tomemos ante las adversidades que se nos van presentando en la vida, y que hacen que nuestra felicidad se esfume. Por ejemplo, una persona que realmente vive su vida, y no vive la vida que los demás le dicen que viva, es una persona feliz, sabe qué quiere, cómo lo quiere, a qué hora lo quiere. Si se ha perdido a un ser querido, en la circunstancia que sea, dependerá solo de nosotros mismos si queremos vivir el duelo de una manera sana o lo vamos a eternizar haciéndonos víctimas de lo que hemos perdido; se pudo haber tenido una infancia muy triste, muy violenta, sin embargo, está en la persona decidir si quiere ser feliz o ser víctima de su infancia; se puede estar en quiebra, ¿qué se va a hacer?, llorar o luchar; la felicidad se trabaja día a día, pero para el ser humano es mucho más fácil tomar el camino de la conmiseración, que tomar las riendas de su vida.
Todos estamos provistos de herramientas para salir adelante de las contrariedades que la vida nos depara, pero muchas veces no nos conviene usarlas, así no nos hacemos responsables de nuestro sufrimiento, y “el otro” es quien tiene la culpa de mi dolor; esto es muy cómodo, pero no es válido, cada uno tiene la responsabilidad –obligación– de buscar su propia felicidad.
La felicidad es una situación involuntaria en la que factores internos y externos interactúan activando el sistema límbico (sistema formado por varias estructuras cerebrales que gestiona respuestas fisiológicas ante estímulos emocionales) que estimulado adecuadamente informará de este estado anímico.
La felicidad es un estado de paz interior, de plenitud, de estar bien con uno mismo, a pesar de las pequeñas o grandes dificultades que pasamos por la vida, y que nunca faltarán. Aun así, se puede decir SOY FELIZ, ya que siempre podremos vislumbrar una luz en los problemas y en las dificultades, sean de la índole que sean, si las comprendemos como situaciones externas y pasajeras.
Factores como la riqueza, ambición, fe, belleza, edad, amistad, amor u otros pueden ayudar a ser feliz, pero no son indispensables. Se puede ser feliz únicamente con querer serlo, con estar dispuesto a serlo.
