Por Marisol Gómez.
En nuestra vida hay actos que nos acercan, porque demuestran amor, y hay otros que sólo nos alejan. Demostrar amor no sería difícil si lográramos identificar cuáles comportamientos de acción o de omisión son pruebas de amor y cuáles no. Para demostrar nuestro amor, sólo tendremos que cambiar los que nos alejan por otros que nos permitan acercarnos y unirnos más a las personas. Es por lo que, a partir de hoy podemos intentar sustituir:
✔ El egoísmo, por la entrega.
✔ El rechazo, por el aprecio.
✔ La desilusión, por la admiración.
✔ El priorizar los defectos, por las fortalezas.
✔ El instalarnos en el pasado, por mejorar nuestro presente.
✔ El esperar lo extraordinario, por disfrutar lo ordinario.
✔ El pensar que todo lo merecemos, por agradecer lo recibido.
✔ El vivir solo para mí, por el estar pendiente de ti.
✔ La discusión, por la negociación.
✔ El resentimiento, por el perdón.
✔ El monólogo, por el diálogo.
✔ El desencuentro, por la comunicación.
✔ El imponer, por el acordar.
✔ El juicio, por la aceptación
✔ La crítica, por el elogio.
✔ Los insultos, por los halagos.
✔ Tener la razón, por cuidar la relación.
✔ Competir, por colaborar.
✔ Malos tratos, por amabilidad.
✔ Adivinar, por escuchar.
Antes de actuar o decir algo tendremos que detenernos a pensar: ¿esto lo hará sentirse amado? Con sólo hacer esta reflexión antes de actuar nos volveríamos más asertivos a la hora de demostrar nuestro amor. Las segundas opciones nos hacen sentirnos amados, ¿por qué mandar?