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Acné y adolescencia

Una de las patologías más comunes en la pubertad y adolescencia, y que además deja secuelas tanto físicas como emocionales para toda la vida, es el acné. Cerca del 90 por ciento de las personas en este rango de edad han padecido de granos, puntos negros y espinillas, característicos del acné, en algún momento, aunque sea en su forma más leve. Como sabemos, durante la pubertad y la adolescencia los jóvenes están viviendo un momento de crisis y cambios constantes, por lo que son especialmente vulnerables en lo que a emociones se refiere.

El acné es un trastorno inflamatorio de las glándulas sebáceas de la piel, producido por factores hormonales e infecciosos, que afecta generalmente en áreas como la cara, el pecho y la espalda, y que se manifiesta a través de dos tipos de lesiones; las obstructivas (puntos blancos y negros) y las inflamatorias (granos, en ocasiones infectados). El grado de severidad del acné se determina por la cantidad y profundidad de las lesiones; en algunos casos severos el acné puede dejar cicatrices visibles para toda la vida.

El factor hereditario parece ser determinante en la aparición del acné durante la adolescencia, es decir, si alguno de los padres tuvo acné es más probable que los hijos lo presenten, aunque otros factores también pueden influir, como el estrés, el contacto con altos niveles de cloro o la actividad hormonal, por ejemplo, en el ciclo menstrual en las jóvenes.

Si bien en la mayoría de los casos el acné desaparecerá conforme el adolescente madure, sin secuelas físicas, emocionalmente es determinante en la vida del joven, ya que en muchos casos se ve rechazado socialmente por padecerlo y se generan sentimientos y actitudes como retraimiento, baja autoestima, timidez, rabia, frustración e incluso depresión. Es por esto que tratar y atender el acné durante la adolescencia es crucial.

No es recomendable exprimir, rascar o frotar los granos, puntos negros o espinillas, ya que esto favorece las cicatrices visibles y la infección. Es mejor tener una higiene adecuada y acudir con un especialista, que determinará el tratamiento según cada caso.

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