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Resistencia bacteriana a los antibióticos

La penicilina, descubierta por Alexander Fleming en 1929, y que cambió la faz del mundo al producirse en cantidades industriales a finales de los años 30, hoy está casi olvidada. Muchos de los antibióticos que les siguieron, como las sulfamidas o la ampicilina, también tienden a caer en el olvido, mientras que cada vez llegan a sitios de noticias más notas acerca de “super bichos” o “super bacterias”, resistentes a todos los antibióticos conocidos. Es bastante común encontrar que infecciones de vías urinarias, relativamente sencillas, son resistentes a la mayoría de los antibióticos comúnmente utilizados para tratarlas y, por lo tanto, es necesario realizar un cultivo para determinar no solo el tipo de bacteria que la está causando, sino a qué antibióticos es resistente y a cuáles es susceptible.

En los últimos años, numerosas agencias de salud gubernamentales y entidades independientes nos han advertido sobre este fenómeno. Por ejemplo, en febrero de 2018 en una reunión mundial de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Bangkok, se hicieron las siguientes advertencias sobre los altos niveles de resistencia antimicrobiana:

• La resistencia a los antibióticos es hoy una de las mayores amenazas para la salud mundial, la seguridad alimentaria y el desarrollo.

• La resistencia a los antibióticos puede afectar a cualquier persona, sea cual sea su edad o el país en el que viva.

• La resistencia a los antibióticos es un fenómeno natural, aunque el uso indebido de estos fármacos en el ser humano y los animales está acelerando el proceso.

• Cada vez es mayor el número de infecciones —por ejemplo, neumonía, tuberculosis, gonorrea y salmonelosis— cuyo tratamiento se vuelve más difícil debido a la pérdida de eficacia de los antibióticos.

• La resistencia a los antibióticos prolonga las estancias hospitalarias, incrementa los costos médicos y aumenta la mortalidad.

Así que no es simplemente cambiar una receta para una infección, es un fenómeno global que toma un aspecto preocupante.

Como lo dice el texto de la OMS, la resistencia a los antibióticos es un fenómeno natural. Los microorganismos, particularmente las bacterias, son sobrevivientes en muchos sentidos de la palabra. Fueron las primeras formas de vida que habitaron el planeta y se han encontrado en sitios impensables, como agua a más de 70 °C o medios lo suficientemente ácidos para disolver cualquier otro tipo de materia orgánica, y sin embargo ahí están. También significa que pueden adaptarse para sobrevivir a una gran cantidad de medios adversos.

Los antibióticos que usamos en buena medida proceden de la naturaleza: muchos hongos compiten con bacterias por la materia orgánica en descomposición en suelos y sitios como bosques o selvas. Estos hongos producen sustancias capaces de acabar con las bacterias. Esas mismas sustancias que producen los hongos, los humanos las hemos depurado y utilizado a nuestro favor como antibióticos y salvado miles de vidas con ellos. Pero las bacterias no hubieran sobrevivido millones de años si no supieran defenderse también, y tienen la capacidad de sobrevivir a ellos generando mecanismos de protección. Por eso el simple hecho de usar los antibióticos ha contribuido a crear especies resistentes.

A mayor uso de antibióticos, será más frecuente la resistencia en una población y será necesario emplear cada vez antibióticos más potentes para diferentes infecciones. El problema principal surge cuando los empleamos para eventos en los que no son necesarios; por ejemplo, más del 90% de las infecciones respiratorias en niños y 75% en adultos son causadas por virus. Los virus son más pequeños que las bacterias y no se ven afectados por un antibiótico. Causan fiebre, tos y otras muchas molestias que quisiéramos ver desaparecer de inmediato, pero por su naturaleza viral un antibiótico no acaba con ellos. Lo mismo pasa con las gastroenteritis, puede haber fiebre, diarrea, malestar general, dolor abdominal, pero el 95% de este tipo de infecciones en niños y adultos cede por sí misma antes de 7 días. Solo en casos muy específicos es necesario un antibiótico.

Para beneficio de todos, es necesario que evitemos el uso indiscriminado de estos medicamentos que han salvado tantas vidas, y que solo los utilicemos cuando realmente es necesario. Aunque desde 2009 se requiere receta para comprar antibióticos, se siguen prescribiendo demasiados, y frecuentemente de forma poco racional. Es válido abrir la conversación con el médico sobre la pertinencia del antibiótico, y si este es necesario, entonces cumplir cabalmente con los días que es prescrito, ya que el no completar los días de tratamiento también es un factor que aumenta la resistencia bacteriana a los antibióticos.

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