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Los corajes enferman tu cuerpo.

Por Jaime G. Paullada

“El que se enoja pierde” … vida, salud, relaciones y el ánimo.


“Muchos desconocen que al disputar, perecemos; pero aquellos que lo comprenden, refrenan por completo sus disputas.”

El coraje es un proceso tanto psicológico (mente), como fisiológico (cuerpo). Es debido a esto que el coraje puede tener impacto en la salud física y mental. Ya que el coraje actúa en el sistema nervioso central de una manera similar a como lo haría un estimulante, el enojo siempre produce un quiebre, que usualmente resulta en depresión, sobre todo cuando la situación que estimula al enojo permanece sin ser resuelta al final. Y entre más intenso sea este enojo, más profunda resulta ser la depresión al final. O sea que entre más te enojes más deprimido terminarás al final y esta es meramente una consecuencia fisiológica, que nada tiene que ver con el hecho de que durante el episodio de ira hayas lastimado a alguien más o a ti mismo.

Existe una relación directa entre estar constantemente enojado, en actitud competitiva y agresiva, con la enfermedad cardíaca prematura. Investigaciones recientes indican que los hombres que tienen un pobre manejo del enojo tienen mayor probabilidad de sufrir infartos antes de los cincuenta y cinco años de edad, esto es en comparación a otros hombres con mejor manejo de sus emociones. Por otra parte, otro estudio sugirió que el índice de hostilidad de los sujetos era mejor para predecir la incidencia de infartos que otros factores más conocidos como lo son: niveles de colesterol, consumo de alcohol, fumar cigarrillos y tener sobrepeso.

Además de esto existe mucha evidencia de que el enojo está relacionado con cáncer, depresión, trastornos de ansiedad y que en general deprime el sistema inmunológico; de esto resulta que la gente que tiene un pobre manejo del enojo enferme constantemente de gripas, jaquecas y otros problemas gastrointestinales.

Para hacer las cosas peores estas personas tienden a buscar alivio de estos malos estados de ánimo por medio de otros hábitos que ponen en riesgo su salud como lo son: fumar, beber en exceso o consumir drogas. También pueden buscar fugarse de estos por medio de conductas compulsivas como lo son el trabajo excesivo (Workaholism) y otras actitudes perfeccionistas.

Los efectos negativos del coraje tienen más que ver con la duración que con la intensidad o frecuencia del enojo. La experiencia normal del enojo tiene una duración limitada de minutos, pero las formas más sutiles del enojo, como lo son: el resentimiento, la impaciencia, irritabilidad y una actitud gruñona en general, pueden durar horas, días e incluso más.

Algunos experimentos de laboratorio muestran como incluso estas formas más sutiles de enojo disminuyen las habilidades relacionadas a la resolución de problemas y la competencia general en el desempeño, ya que además de incrementar el índice de error, el enojo disminuye y hace más estrecha la capacidad de enfoque mental, lo que tiende a oscurecer perspectivas alternativas. No hay nada que puedas hacer estando bajo estos estados de ánimo que no puedas hacer mejor no estándolo.

Para concluir podemos decir que las personas que tienen problemas con su manejo del enojo viven menos, enferman más, se deprimen más, son más propensos a cometer errores en su vida, y que estos errores pueden tener muy variadas consecuencias en todas las áreas de sus vidas en las que el juicio sea un factor determinante.

Si tú o alguien que tú conozcas tiene problemas para manejar su enojo, existen muchas cosas que pueden ayudarlos; para empezar todos los tipos de meditación incluyendo el yoga suelen ser sumamente efectivas.

Las redes de apoyo, los grupos de autoayuda y las actividades sociales relajadas pueden resultar también útiles. Además existen técnicas efectivas que pueden ayudar como lo es el “tiempo fuera” (time out). Sin embargo las personas con problemas de enojo suelen presentar un estilo de pensamiento enojado, estilos de relaciones de enojo, maneras de ver la vida enojados y toda una serie de hábitos de enojo que se resuelven mejor con ayuda psicológica profesional. Además de esto, existe evidencia de ciertos medicamentos que resultan útiles por lo que también alguna prescripción médica podría resultar efectiva.

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