La fiebre no constituye por sí misma una enfermedad, es más bien un síntoma que nos indica que algo está sucediendo en el cuerpo y que la provoca. Generalmente la fiebre es una reacción normal del organismo cuando se defiende del ataque de algunos microorganismos. Existen muchos mitos en torno a la fiebre en los niños y bebés. Es importante, por lo tanto, evitar los consejos de la abuelita, no alarmarse, tener en primera línea el teléfono del pediatra y tomar decisiones informadas.
Mito: El niño está caliente o chapeado, por lo tanto, tiene fiebre.
Verdad: Los niños se pueden sentir calientes y verse colorados por razones muy diferentes a la fiebre. Algunas de estas son: juegos o actividades muy intensas, llanto, tomar el sol, o cuando están recién levantados y calientitos de la cama. La temperatura de su piel regresa a lo normal después de 10 a 20 minutos. Si después de este tiempo el niño sigue caliente, es buena idea tomarle la temperatura.
Mito: Mientras más alta es la fiebre, más grave es la enfermedad.
Verdad: Lo alto de la fiebre no es indicativo de la gravedad de la enfermedad. La exposición al sol, o una simple infección de garganta pueden provocar una fiebre muy alta. Sin embargo, la mayoría de los médicos prefieren bajar la fiebre mayor a 38.5 °C con medicamentos, para evitar cualquier complicación. Nunca automediques a tu bebé.
Mito: El niño que está enfermo, debe mantenerse muy abrigado.
Realidad: Por el contrario, si hay fiebre es mejor mantener al niño en un lugar fresco (no excesivamente frío) y ventilado, además de que es mejor que no esté muy abrigado. Algunos médicos sugieren que, para bajar la fiebre puede ayudar un baño tibio de 10 minutos, o también colocar en la frente y las muñecas una toalla mojada en agua fría y exprimida.
Mito: Las temperaturas 37.1 °C a 37.8 °C son fiebres bajas (llamadas febrículas)
Verdad: No necesariamente. Dependiendo cómo se haya tomado la temperatura, ya que la fiebre comienza según el método con que se haya medido la temperatura. Si ha sido con un termómetro vía rectal o de oído, se considera fiebre a partir de los 38.0 °C. Pero si la temperatura se toma en la boca, la fiebre se mide de 37.8 °C en adelante, y si se tomó en la axila y marca 37.2 °C o más, ya es signo de fiebre.