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Felicidad y expectativas en la pareja

“… Estoy enojada con mi marido… ya no puedo platicar con ella… no le importo… ha dejado de ser detallista… nos peleamos todos los días…” Estas frases las he escuchado una y otra vez de mujeres y hombres que aparentemente viven un matrimonio o una relación estable. Detrás de estas frases se esconde una verdad: “no soy feliz”.

Las mujeres, con muy buena intención, tratan de arreglarse más, hacer más ejercicio, ser mejores madres o proveedoras. Sin embargo, al llegar a casa, su marido está cansado, no les dice aquello que esperan oír, y mucho menos les agradece que la casa esté limpia y funcione, o todo lo que hicieron por sus hijos. Los hombres, tratando de salvar la relación, hacen más ejercicio, trabajan y ganan más dinero. Al llegar a la casa, encuentran a una mujer que no les dice lo guapos que son, cuánto los admiran, es más, ni siquiera se interesan por todo lo que ellos tienen que contarles.

Parece que ninguno se da cuenta de lo que el otro hizo durante el día para sostener a su familia.

Lo que no saben estas bien intencionadas parejas, es que las expectativas son muy dañinas para una relación. Es injusto responsabilizar a nuestra pareja por la infelicidad o el vacío que sentimos; la otra persona no tiene por qué saber lo que nos hace felices. Si estás viviendo algo así, observa:

¿cuándo fue la última vez que amaneciste con ilusión o con alegría?, ¿esa ilusión o alegría depende de alguien más?, y ¿te sientes frustrado si las cosas no salen como tú esperabas? Si respondiste sí a las dos últimas preguntas, seguramente vives con expectativas.

El grave error es pensar que la felicidad se da en escenarios que imaginamos, como el de tener una pareja unida, unos hijos contentos, una vida próspera. Es más grave aún dejar nuestro bienestar en manos de otra persona… La verdadera felicidad la llevamos dentro y se encuentra en los detalles más sencillos de la vida. Disfrutar la vida implica aceptar quiénes somos, aceptar lo que vivimos y encontrar lo bueno de las cosas y de las personas que nos rodean. Si tu situación de vida es en este momento muy difícil, quizás tú eres en gran parte responsable de que así sea.

Existen muchas técnicas para vivir de una manera más sencilla y feliz, una técnica muy en boga y que está al alcance de todos es la meditación.

Dedica cada día 20 minutos para sentarte y estar en silencio, observa tus pensamientos y emociones y pronto lograrás conocerte mejor y encontrar en tu interior aquello que realmente te puede llevar a ser más creativo y lograr un bienestar. Suena muy sencillo, pero lo único que hace falta es escucharte. Verás que detrás de todo el ruido que viene de la mente y de las emociones, existe una voz clara y auténtica que sabe exactamente lo que sucede en tu interior y en el exterior. Esa voz es tu verdadero ser, el cual, no necesita aplausos y tampoco tiene que justificarse ante los demás.

Hacer lo que te gusta, estar en donde y con quien quieres estar, es para lo que vinimos a este mundo. Te aseguro que, si te escuchas con atención, tu felicidad nunca más dependerá de los demás o de las circunstancias externas.

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