El sodio es una sustancia indispensable para nuestro organismo, es un importante electrolito y participa en el funcionamiento de músculos y nervios, entre otras muchas funciones. A pesar de sus beneficios debe consumirse con moderación, ya que en exceso es un importante factor de riesgo de hipertensión arterial, lo que a su vez aumenta la posibilidad de enfermedades cardiacas y accidentes cerebrovasculares.
La sal de mesa que usamos para sazonar la comida es una de las muchas fuentes de sodio en nuestra dieta, pero más importante aún, el consumo de productos industrializados, los cuales aportan la mayor cantidad de este elemento en la dieta.
Un gramo de sal contiene aproximadamente 40% de sodio, es decir, 400 miligramos. La OMS recomienda consumir menos de 2 g/día de sodio, es decir 5 g/día de sal. En México, el promedio de consumo de sal es casi el doble de la cantidad recomendada, lo que favorece que actualmente al menos 3 de cada 10 adultos mexicanos padezcan hipertensión.
Para reducir la cantidad de sodio que consumimos se recomienda:
- Leer las etiquetas de las latas, cajas, bolsas y otros empaques, lo que permite informarse acerca de la cantidad de sodio contenido en una porción de alimento.
- Probar las versiones reducidas en sodio de los productos que usualmente se compran.
- Preferir los alimentos naturales y preparados en casa, sobre los procesados y listos para servir.
- Enjuagar los alimentos enlatados o en conserva, antes de consumirlos.
- Minimizar el consumo de salsas negras, como la de soya, inglesa, jugo sazonador, así como los chiles en polvo, que pueden contener importantes cantidades de sodio.
- Elaborar en casa salsas y aderezos con poca sal, y preferirlos sobre los industrializados.
- Al cocinar, utiliza especias y hierbas aromáticas para sazonar y dar sabor, y reducir la cantidad de sal.
- Si se padece de presión arterial alta o cualquier otro trastorno cardiaco, mantener un estricto control médico.
