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El conflicto puede ser creador o destructor

Por Sofía Rodríguez y Mariana Sáenz Arroyo

Síguelas en sus redes


Los conflictos son el encuentro entre dos (o más) necesidades real o aparentemente incompatibles. Como somos tantas personas y tan distintas, el encuentro entre necesidades que se contraponen es solo cuestión de tiempo. Los conflictos son inevitables, porque las necesidades y la diversidad son parte de la vida.

Sin embargo, esto no quiere decir que el conflicto implique violencia. La violencia es solo una posibilidad que a veces existe. Para evitarla necesitamos desarrollar habilidades socioemocionales para atender los conflictos. El conflicto puede ser creador o destructor.

EL CONFLICTO EN NUESTRA VIDA COTIDIANA

El conflicto en nuestra vida puede tomar diversos significados. Incluso dos personas frente al mismo problema pueden reaccionar de forma muy distinta. El conflicto tiene que ver con ese momento en el que lo que teníamos previsto no sale como lo planeábamos o como considerábamos que debería de ser. Puede verse como un problema, un reto muy grande o un desacuerdo con otras personas.

Es importante dar cuenta de que los problemas surgen en la disonancia, en el desacuerdo en aquel lugar en el que pareciera que el curso de las cosas se ve interrumpido. El conflicto puede también romper lo habitual, para llevarnos a crear cosas nuevas.

Los conflictos están relacionados con el crecimiento, con modificar las estructuras concebidas. Nos hacen ver cosas que en ocasiones no veíamos o que damos por hecho, e incluso podríamos llegar a ignorar. Los conflictos rompen el orden preestablecido para generar uno nuevo, y depende de las partes si este será mejor o peor.

Aunque el conflicto tiene muchas formas de solucionarse, su aparición puede ser disruptiva, o incluso dolorosa para las partes; es importante mantener una postura crítica frente a esto, poderlo analizar y tomar decisiones con las que nos sintamos cómodos y tranquilos.

NECESIDADES BÁSICAS

Algo que hay que tomar en cuenta en un conflicto es que estamos hablando del encuentro entre necesidades real o aparentemente incompatibles. (Cuando hay una incompatibilidad real los recursos efectivamente están en juego (por ejemplo: solo hay una fuente de agua que no será suficiente para abastecer a todas las comunidades). Cuando hay una incompatibilidad aparente sí existen los recursos adecuados y suficientes para atender las necesidades, solo que no están a primera vista y podemos entrar en pánico). Al ser necesidades, no podemos cederlas: las necesitamos. Esto puede generar mucha frustración, y nuestro cerebro puede recurrir al viejo y confiable mecanismo de fight or flight (atacar o huir).

Este mecanismo puede activarse de forma casi automática, pues ha sido clave en nuestra supervivencia como especie. Necesitamos aprender a ponerle un freno, respirando, relajándonos y tomándonos el tiempo necesario para poner conectar con nuestra corteza cerebral, porque es ahí donde podrá surgir la escucha, el diálogo y la creatividad, para que primero ver si el conflicto es real o solo aparente, y luego, para enfocarnos no en negar las necesidades propias o de los demás, sino en cómo podemos satisfacerlas.

RESPONSABILIDAD

Definitivamente frente a los conflictos debemos de tener claras cuáles son nuestras necesidades y cuáles son las de los otros, mantener una postura crítica y analítica nos ayuda a ser estratégicos y buscar conciliar frente a la diferencia, para encontrar soluciones y poder generar acuerdos. Tener en cuenta que frente al conflicto habrá que escuchar, dialogar, arriesgar, ceder y buscar nuevas posibilidades para generar acuerdos. En las relaciones humanas lo más importante es asumir las consecuencias de las decisiones que tomamos y los vínculos que forjamos a través de estas.

QUÉ NO ES UN CONFLICTO

Los conflictos pueden ser muy confusos, antes de continuar con las herramientas hay que aclarar qué no es un conflicto.

• No es igual a violencia. La violencia tiene la intención consciente o inconsciente de someter, humillar, controlar, dominar o dañar.

• No es igual a defenderse. Cuando nuestra integridad está en riesgo podemos recurrir a la agresión para buscar ponernos a salvo. Esta agresión no se considera violencia, porque tenía la intención de protegernos, no de hacerle daño al otro. Hay que aprender a evaluar la amenaza y a defenderse de distintas formas, para que no utilicemos la agresión cuando no es necesaria ni estratégica.

• No es igual a enojarse. El enojo es una emoción, y como todas las emociones no es ni buena ni mala: es la mensajera de una necesidad. El enojo habitualmente se relaciona con la búsqueda de justicia. Otras veces puede enmascarar a la tristeza o al miedo. Hay que escuchar el enojo y decidir qué hacer con él. Es una emoción con mucha energía, y esta energía puede utilizarse sabiamente para crear mejores condiciones de vida.

EMOCIONES EN EL CONFLICTO

Una vez aclarado todo esto, me parece que también sería importante reconocer que muchas veces en los conflictos frente a otras personas, en ámbitos sociales o laborales podemos sentir muchas cosas muy parecidas a lo mencionado anteriormente. Incluso podemos enfrentarnos a conflictos que nos pongan en el límite de nuestra capacidad de resolución de problemas o de paciencia, e incluso de negociación.

El conflicto también mueve nuestras emociones, nos lleva a preguntarnos cosas e incluso pone a prueba nuestras herramientas y capacidades, es por lo que es importante identificar al conflicto como parte de las relaciones humanas familiares, sociales, laborales, intelectuales, académicas, entre otras.

HERRAMIENTAS PARA EL CONFLICTO

Dicen que cuando la única herramienta que tenemos es un martillo todo comienza a parecerse a un clavo. Con los conflictos y la violencia, esta es una situación muy frecuente: muchas veces es la única herramienta que reconocemos, y entonces nos enfocamos en atacar o huir.

Por eso necesitamos desarrollar otras habilidades, que puedan ampliar nuestra caja de herramientas. Algunas habilidades clave para atender los conflictos son:

a. Empatía
b. Escucha activa
c. Aprender a identificar nuestras propias emociones
d. Relajación
e. Comunicación asertiva
f. Creatividad
g. Negociación

PREPARARSE PARA LA NEGOCIACIÓN

Una de las herramientas más importantes para trabajar un conflicto tiene que ver con preparar el espacio de negociación. Además de ser estratégica ha sido importante aprender a tomar distancia y escuchar mis emociones, para darles un lugar sin darles todo el control. Esto sin duda me ayuda a que las decisiones que tome sean más cercanas a cosas con las que me sentiré cómoda después, y poder asumir las consecuencias de las decisiones tomadas. Es importante al abordar un conflicto buscar medidas conciliadoras y formar acuerdos que todas las partes deberán de respetar.

EMOCIÓN Y DECISIÓN

Las emociones son mensajeras de una necesidad, y en ese sentido nos dan información valiosa. Sin embargo, no son buenas conductoras, y por eso en la negociación no pueden ir al volante, aunque pueden ir en el lugar del copiloto, porque nos alertan si el acuerdo al que estamos llegando es algo aceptable y que podremos honrar en el futuro.

ALTERNATIVAS EN EL CONFLICTO

Cuando hay un conflicto encontramos dos ejes: por un lado, nos preocupa satisfacer una necesidad y por otra parte mantener una relación. Si consideramos estos dos aspectos, hay al menos tres alternativas.

• Perder-perder: aquí perdemos tanto en la satisfacción de la necesidad como en la relación.

• Ganar-perder y perder-ganar: aquí ganamos, ya sea en la satisfacción de la necesidad o en la relación, pero perdemos en el otro eje. Los pusimos juntos porque son como las dos caras de una misma moneda. Ninguna de estas dos opciones es satisfactoria ni sostenible (aceptable a lo largo del tiempo) porque no podemos ceder una necesidad indefinidamente, ni vivir sin considerar a las demás personas como en una burbuja.

Ambas son opciones que generan frustración y resentimiento.

• Luego está ganar-ganar. Aquí buscaríamos que ambas partes logremos el mejor resultado posible en términos de necesidades y de relación. El foco no estaría tanto en el qué, sino en el cómo. Éste es el terreno de la negociación.

Sin embargo, hablando de conflictos hay una cuarta posibilidad a la que llamamos transformación de conflictos. ¿Recuerdan que cuando hablábamos de conflictos decíamos que pueden ser reales o aparentes? Esta alternativa tiene que ver con los que son conflictos únicamente en apariencia. Buscamos escuchar a todas las partes y entender el problema en toda su complejidad, más que simplificarlo o apresurarnos a resolverlo. Es un poco como en los ejercicios de pensamiento matemático, a veces no llegamos a la solución correcta, no porque hubiéramos sumado mal, sino porque no leímos el problema y no nos dimos cuenta de que había que multiplicarlo. La clave estaba en el planteamiento y en la lectura/escucha de todos los involucrados.

MÁS ALLÁ DE GANAR Y PERDER

No por nada la negociación es un arte, además de llevarnos a pensar diferente y a buscar que las cosas se solucionen de la mejor manera, es importante cuestionar en el conflicto, romper con las dialécticas binarias de ganador-perdedor, vencedor-vencido, perder batallas y ganar guerras, estas ideas y discursos simplifican demasiado las relaciones humanas, dándonos poco margen de movimiento y limitando las posibles soluciones.

Tendemos a pensar que normalmente las cosas serán como planeamos, y la realidad es que no. En México incluso tenemos un dicho: “si quieres hacer reír a Dios, cuéntale tus planes”. Constantemente nos vemos en la necesidad de solucionar problemas, acertijos, conflictos, desacuerdos, etc. en todos nuestros ámbitos sociales. Sin embargo, tendemos a pensar en el conflicto como algo negativo, y al hacer esto dejamos de ver todo lo que los conflictos movilizan en nuestra vida y cómo estos nos ayudan a ver aquello que no habíamos visto.

PREGUNTAS PARA TRANSFORMAR LOS CONFLICTOS

Al atender un conflicto hay 4 preguntas que pueden servirnos de guía:

• ¿La solución es autónoma? Siempre se vale pedir ayuda de un tercero neutral, pero si para que la solución que encontramos sea viable necesitamos que este tercero siempre esté ahí, probablemente estamos forzando de más las cosas (como si tratáramos de hacer mantener unidas dos piezas de rompecabezas usando masking tape). Si la transformación no es autónoma hay que volver a la mesa de diálogo y a replantear el conflicto y las alternativas.

• ¿La solución es aceptable? Es decir, ¿atiende las necesidades que estaban en conflicto? A veces, buscando evitar el conflicto o pensar fuera de la caja podemos deformar el conflicto, por ejemplo, ofrecer alimento a quien tenía sed, y así no resolver nada.

• ¿La solución es sostenible? Es importante preguntarnos si la alternativa que encontramos es aceptable solo por ahora o si es sostenible en el tiempo. ¿Es un acuerdo definitivo o temporal? ¿Podemos vivir con sus consecuencias a corto, mediano y largo plazo?
Finalmente, como a veces es difícil saber si una alternativa va a ser sostenible a futuro, ayuda preguntarse si esta propuesta es reversible.

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