La distimia es una forma de depresión leve, pero de larga duración. Quienes la padecen también pueden tener brotes de depresión mayor.
La depresión es un trastorno del estado de ánimo que afecta al cuerpo, las emociones y los pensamientos. Puede alterar la forma de comer y dormir, de pensar y el modo en que uno se percibe a sí mismo.
Depresión no es lo mismo que estar triste o de mal humor. No es un signo de debilidad ni se quita “echándole ganas”, o “pensando en cosas positivas”. El tratamiento es la clave de la recuperación.
No se conoce una causa precisa para este tipo de depresión. Los profesionales de la salud mental creen que es el resultado de desequilibrios químicos en el cerebro, y que hay muchos factores que contribuyen a su aparición; factores ambientales, psicológicos, biológicos y genéticos. El estrés crónico y los traumas también se han relacionado con esta enfermedad.
Para diagnosticar distimia, un adulto debe manifestar un estado de ánimo deprimido durante al menos 2 años y presentarse con otros síntomas. A menudo, las personas con distimia se acostumbran a los síntomas depresivos leves y no buscan ayuda. Sin embargo, el diagnóstico y el tratamiento tempranos son fundamentales para la recuperación. El diagnóstico, que debe realizar un profesional de la salud mental calificado, se suele hacer a través de un cuidadoso examen psiquiátrico y un historial médico. El tratamiento puede incluir medicamentos y terapia, que probablemente serán necesarios a largo plazo.
