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Dismenorrea, menstruación dificultosa

La dismenorrea es un trastorno común, que afecta a muchas mujeres durante su ciclo menstrual. Se caracteriza por dolor abdominal o cólicos intensos justo antes o durante la menstruación, y puede tener un impacto significativo en la calidad de vida de la mujer.

Los síntomas de la dismenorrea pueden variar de leves a graves, e incluir dolor en la parte baja del abdomen, espalda baja, muslos y caderas. Algunas mujeres también pueden experimentar náuseas, vómitos, diarrea, dolor de cabeza o mareos durante el periodo menstrual. Estos síntomas suelen comenzar poco antes o durante los primeros días del sangrado menstrual, y desaparecer al cabo de 3 días, cuando mucho.


Se divide en dismenorrea primaria y secundaria:

- La dismenorrea primaria no tiene una causa subyacente identificable, y suele comenzar poco después de que una mujer comienza a menstruar. Se cree que las contracciones uterinas excesivas y la producción aumentada de prostaglandinas, una sustancia química que promueve la inflamación, juegan un papel en la dismenorrea primaria.

- La dismenorrea secundaria es el resultado de una condición médica subyacente, como la endometriosis, los fibromas uterinos, la enfermedad inflamatoria pélvica o los quistes en los ovarios. Estas condiciones pueden causar inflamación, obstrucción o distorsión de los órganos reproductores, lo que contribuye al dolor.

El tratamiento dependerá de si es dismenorrea primaria o secundaria y de la gravedad de los síntomas. En la dismenorrea primaria, el especialista podría recomendar:

- Aplicar calor en el abdomen, ya que puede ayudar a aliviar los calambres y relajar los músculos uterinos.

- Medicamentos de venta libre, como ibuprofeno o naproxeno, que pueden reducir el dolor y la inflamación.

- Anticonceptivos orales que contienen hormonas, como estrógeno y progesterona, que pueden ayudar a regular el ciclo menstrual y reducir el dolor.

En el caso de dismenorrea secundaria, el tratamiento se suele centrar en abordar la causa subyacente, y dependiendo de cuál sea, podría incluir cirugía, medicamentos hormonales o fisioterapia.
Cada mujer es diferente, por lo que es muy importante no automedicarse y consultar a un médico para obtener un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento adecuado.

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