Los calambres (espasmos musculares) se producen cuando el músculo se contrae involuntariamente y de forma forzada, sin poder relajarse. Son muy frecuentes, sobre todo en deportistas y personas mayores. Pueden afectar a una parte o a todo un músculo, o incluso a varios músculos de un grupo. Los lugares más comunes son los muslos, las pantorrillas, los pies, las manos, los brazos y el abdomen. En muchas ocasiones suceden en la pierna, durante la noche al estar dormido.
Los calambres varían en intensidad, desde leves e incómodos espasmos, hasta molestias importantes y dolor intenso y severo. El músculo espástico puede sentirse más duro de lo normal al tacto, o parecer visiblemente distorsionado. Un calambre suele durar entre segundos y hasta 15 minutos o más, y puede repetirse varias veces antes de desaparecer.
Los espasmos musculares pueden ocurrir en cualquier momento a cualquier persona; tanto a jóvenes como a personas mayores, sean sedentarios o muy activos. Algunas personas son más propensas que otras.
Aunque no se sabe a ciencia cierta qué causa los calambres, algunos especialistas creen que en la mayoría de los casos se deben a no estirar lo suficiente, fatiga muscular, deshidratación, agotamiento de electrolitos, descargas nerviosas involuntarias, restricción del suministro de sangre, estrés y demasiado ejercicio de alta intensidad.
Para prevenir en lo posible los calambres, algunas sugerencias son:
- Hacer ejercicios de flexibilidad de forma regular
- Mantenerse en un buen estado físico general y en un peso adecuado
- Estirar los músculos con regularidad
- Mantenerse correctamente hidratado.
- Evitar el alcohol y la cafeína.
- Hacer ejercicio en la mañana o en la noche, y no cuando haga demasiado calor
- Usar zapatos cómodos y de la talla correcta
- No automedicarse
Si los calambres son insoportablemente dolorosos, suceden con frecuencia o duran mucho tiempo, es importante visitar al médico, ya que pueden ser signo de alguna enfermedad.
