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Adicción en la adolescencia

Antes de iniciar con un tema tan delicado es imperativo analizar dos conceptos:



Drogadicción o adicción
Es una enfermedad que se caracteriza por el consumo cada vez mayor y en periodos cada vez más cortos de cualquier tipo de droga; es progresiva y mortal y no distingue edad, sexo, condición social o nivel académico.

Droga
Es toda sustancia capaz de cambiar nuestro estado de ánimo y cuyo consumo reiterado nos puede provocar dependencia o adicción. Existen diversos tipos de drogas que, dependiendo de su origen o uso, podemos dividir en cinco grupos principales

·Los de uso médico o fármacos, como los tranquilizantes, antidepresivos, estimulantes, narcóticos, etc.
·Los derivados de origen natural, como la cocaína, marihuana, heroína, etc.
·Los de uso industrial, como el tíner, la gasolina y pegamentos diversos.
·Los compuestos por sustancias químicas de fabricación clandestina, como el LSD, PSP, Cristal, etc.
·Los de uso legal y comercial, como el alcohol y tabaco.

Fases de la drogadicción
La drogadicción, como cualquier enfermedad, tiene tres fases o etapas: inicio, curso o desarrollo y desde luego un final. De forma abreviada podemos mencionar que dicho final puede ser la rehabilitación del enfermo o adicto cuando se descubre y trata a tiempo, o finalmente su deceso cuando es atendido o descubierto tardíamente. De ahí que es sumamente importante prevenir o detectar tempranamente la adicción en nuestros jóvenes.

Aunque los síntomas de la drogadicción son prácticamente imperceptibles en su inicio, más adelante podemos observar en nuestros adolescentes dos aspectos fundamentales: la actitud y el aspecto físico.

Actitud: se tornan agresivos o rebeldes; se vuelven olvidadizos y distraídos y, por lo tanto, bajan sus notas escolares; se ausentan más del hogar o incluso dentro de este se aíslan; cambian su círculo de amistades y prefieren no mostrar a sus nuevos amigos; en general muestran apatía hacia lo que anteriormente les gustaba, como la escuela, la familia, los deportes, etc., y mienten con facilidad y no respetan las normas del hogar.

Cambios físicos: ojos rojos, ojeras, mal semblante, falta de apetito y por ende disminución de peso (con el consumo de cocaína), más apetito y somnolencia o hiperactividad (con el consumo de marihuana) dependiendo de la dosis, descuidan su aseo personal y forma de vestir, sensibilidad visual y se muestran nerviosos o angustiados argumentando que es por problemas escolares o de trabajo.

Que manifiesten cuatro o más síntomas intercalados de los anteriormente descritos es señal de alerta e indicador de que algo anda mal, aunque no necesariamente es un problema de adicción.

Desde luego que la constante comunicación y adecuada confianza bilateral, combinados con una información bien nutrida, podría evitar que nuestros adolescentes se inicien en el uso indebido de sustancias tóxicas.

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