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Acné en la adolescencia

El acné es una de las patologías más comunes en la pubertad y adolescencia, y lamentablemente puede dejar secuelas, tanto físicas como emocionales, para toda la vida. Cerca del 90 por ciento de las personas entre los 11 y los 20 años han padecido en algún momento de granos, puntos negros y espinillas característicos del acné, aunque sea en su forma más leve.

El acné es un trastorno inflamatorio de las glándulas sebáceas de la piel, producido por factores hormonales e infecciosos. Afecta generalmente en áreas como la cara, el pecho y la espalda, y se manifiesta a través de dos tipos de lesiones: las obstructivas (puntos blancos y negros) y las inflamatorias (granos, en ocasiones infectados). El grado de severidad del acné se determina por la cantidad y profundidad de las lesiones; en algunos casos severos, el acné puede dejar cicatrices visibles para toda la vida.

El factor hereditario es determinante en la aparición del acné durante la adolescencia, es decir, si alguno de los padres tuvo acné es más probable que los hijos lo desarrollen. Asimismo, se sabe que, factores como el estrés, el contacto con altos niveles de cloro (por ejemplo, los nadadores), o los vaivenes hormonales propios del ciclo menstrual en las jóvenes, también pueden influir en la aparición de acné.

Durante la pubertad y la adolescencia los jóvenes están viviendo un momento de crisis y cambios constantes. Están tratando de definir quiénes son y de expresarse a través de su imagen. Necesitan sentir pertenencia a un grupo social o de amigos, que sustituyen a la familia, y son especialmente vulnerables en lo emocional. Por eso, su aspecto físico, el cómo se ven les resulta enormemente importante.

Si bien en la mayoría de los casos el acné desaparecerá sin secuelas físicas conforme el adolescente madure, emocionalmente puede ser devastador para la vida del joven, ya que en muchos casos se ve rechazado socialmente por padecerlo y se generan sentimientos y actitudes como retraimiento, baja autoestima, timidez, rabia, frustración e incluso depresión. Es por lo que tratar y atender el acné durante la adolescencia es crucial.

No es recomendable exprimir, rascar o frotar los granos, puntos negros o espinillas, ya que esto favorece las cicatrices visibles y la infección. Es mejor tener una higiene adecuada y acudir con un especialista, que determinará el tratamiento según cada caso.

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