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El parto, un milagro cotidiano


El parto, un milagro cotidiano

Todos los días miles de mujeres dan a luz y sus hijos generalmente nacen saludables en todos sentidos. Lo cotidiano del embarazo y el parto no opaca lo milagroso de su naturaleza. Alrededor de un mes antes de la llegada del bebé, el cuerpo de la mamá comienza a prepararse. Con frecuencia se presentan las contracciones de Braxton Hicks, y el bebé desciende y encaja su cabeza en la pelvis. Algunas mujeres sienten la necesidad de limpiar, acomodar y preparar la casa para la llegada del bebé, en lo que se llama el síndrome de nido.

El parto comienza a partir de las primeras contracciones, que a lo largo del proceso variarán en intensidad, duración y frecuencia, y la duración de esta etapa depende del estado del cuello del útero y la posición en que el bebé se encuentra. El cuello del útero debe abrirse hasta alcanzar los 10 centímetros de diámetro, para que el bebé pueda atravesarlo y nacer. Las contracciones ejercen su fuerza desde el fondo del útero hacia el cérvix o cuello del útero, el cual se va acortando (borrando) progresivamente, para después comenzar a dilatarse.

Una vez que el cuello del útero se ha dilatado 10 centímetros comienza la etapa de expulsión, en la cual el bebé comienza a bajar, ayudado de las fuertes contracciones del útero y de los músculos abdominales. La cabeza de tu bebé se flexiona de manera que su barbilla toca su pecho, y entonces su cabecita se “encaja”, lo que significa que toca la parte superior de la pelvis de la mamá, a la altura de los huesos isquiones, ubicados en la cadera. A continuación, el bebé hará una rotación, para adaptarse a la forma del canal del parto y su cabeza comenzará a asomarse. Una vez que la cabecita del bebé ha salido por el canal de parto, su cuerpo volverá a rotar a su posición original, para que posteriormente salgan los hombros y después sale el resto del cuerpo. Es entonces cuando se pinza y corta el cordón umbilical. Poco después de que el bebé nace, la placenta se desprende de la pared del útero y desciende por el canal de parto hasta ser expulsada, en la mayoría de las ocasiones sin mayor esfuerzo.

El descrito es un parto típico, en el que no hay complicaciones de ningún tipo, pero todos sabemos que pueden suceder eventualidades, y que el personal médico está preparado para atender, incluso puede ser necesario realizar una cesárea, siempre con miras en el bienestar de la mamá y el bebé.