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Me salió alta la glucosa, ¿tengo diabetes?


Primero que nada, es necesario confirmar el resultado; ir al laboratorio con un ayuno adecuado de al menos 8 horas, y pedir una toma de glucosa por punción en la mano o el brazo y esperar el resultado. Si la glucosa es elevada y se encuentra entre 140 y 199, se considera prediabetes. Si la cifra es superior a 200, la posibilidad de diabetes es alta y es necesario buscar ayuda médica.

En adultos, la diabetes tipo 2 es la más frecuente; por su relación con la obesidad y el sedentarismo ha causado una epidemia en años recientes, e incluso la llegamos a encontrar en algunas ocasiones ya desde escolares y adolescentes. Suele relacionarse con los síntomas clásicos: mucha sed, orina frecuente, mucha hambre y, con frecuencia, oscurecimiento y verrugas en el cuello.

En cambio, en los niños suele ser mucho más común el debut con diabetes tipo 1, que implica daño de las células beta del páncreas y que requiere de inyecciones de insulina. En este caso, los síntomas ya mencionados -sed, orina frecuente y hambre- se conjuntan con malestar general, respiración rápida, náusea, entre otros, y se trata de una urgencia llamada cetoacidosis que requiere de atención inmediata.

Pero hay otros casos, menos frecuentes y que suelen confundirse con alguna de las anteriores o no identificarse. Por ejemplo, hallazgos repetidos de glucosa en sangre por arriba de 120, pero abajo de 200, sin síntomas y sin empeorar. O niños a los que se diagnostica con diabetes tipo 1 por glucosa elevada, pero que no presentan cetoacidosis y se controlan con poca insulina.

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Personas con estas características podrían tener alguna de un grupo de enfermedades llamadas diabetes monogénicas, también llamadas MODY. Son alteraciones hereditarias de la forma en la que el organismo maneja los carbohidratos.

Si tus niveles de glucosa están elevados, consulta a tu médico.

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