En un mundo donde el 91% de las mujeres admiten que no les gusta algo de su cuerpo, es impresionante concebir que nos podamos sentir satisfechas con lo que tenemos en cualquier momento, que aceptemos nuestras virtudes y que vivamos con un autoestima saludable.
A pesar de que creemos que la culpa la tienen los medios de comunicación, por poner modelos irreales a las mujeres, o por la pornografía en Internet que hace que los hombres busquen algo que no existe, la realidad es que las mismas mujeres son quienes tienen el poder y presión para lograr el efecto discriminatorio.
Lo alarmante es que con el paso de los años la situación se ha puesto peor.
Con más niñas con desórdenes alimenticios, pero ahora también nos encontramos señoras casadas y con hijos que necesitan ser admitidas en algún hospital por tener problemas con la comida. La cirugía plástica es la industria que más ha crecido con los años e incluso se han cambiado las tradiciones y ahora de regalo de 15 años se dan implantes nuevos, liposucción o abdominoplastías.
No podemos separar esta cuestión de la pregunta más importante ¿por qué?, ¿por qué una mujer se sometería a una cirugía, a dolorosas inyecciones en el rostro o a extremos en la alimentación para lucir más joven o más guapa? Quisiera decir que lo hacen por ellas mismas, por lo que su espejo indica, pero en la mayoría de las ocasiones no tiene nada que ver con la autoimagen, sino con la imagen mental que tenemos de cómo nos tienen que ver las otras personas.
La mayoría de las mujeres que van a eventos públicos sienten ansiedad al tener que vestirse, pensando en qué dirán otras personas de ellas, y por otras personas nos referimos a otras mujeres, ya que los hombres se fijarán que tengan dos brazos, dos piernas y curvas y ahí acabarán de observar, para voltearse a la mesa de comida e ir por un trago. Así que al final del día son mujeres vistiéndose para mujeres, que critican a mujeres… Extraña situación.
Se dice que la belleza depende de quien la mira, la mitad de la belleza es de quien la posee, pero la otra mitad es de quien la admira.
Una pintura no es hermosa sólo porque sea realizada perfectamente, sino porque hay un ojo humano que puede sentir algo especial al mirar esos trazos. Si todos entendiéramos este concepto, entonces no seríamos tan duros en juzgar a otros y a nosotros mismos, por el contrario, aportaríamos nuestra mitad para engrandecer aquello que nos rodea y mejorarlo, no sólo privarlo de la admiración pública.
En este sentido, es necesario considerar:
- Que la belleza no puede ser solamente percibida por el ojo, es necesario la interacción de sentidos, así que lucir bien no te hace bella, sentirte bien contigo misma sí puede hacerte lucir bella.
- La autoestima tiene como concepto el amor o aprobación que tenemos por nosotros mismos, alguien que no se quiere no puede querer a los demás, quien no se acepta no puede aceptar a alguien más.
- Quien critica a otro normalmente se critica a sí mismo muy severamente, no hay mejor arma contra la crítica, rencor u odio, que el amor y la empatía.
- Nunca critiques a una persona por cómo luce, todos somos mucho más que nuestro aspecto.
- Si todos partiéramos de que quien está frente a nosotros tiene las mismas inseguridades, miedos y complejos que nosotros, seríamos empáticos y nos acercaríamos más a ella.
- Si las mujeres nos uniéramos en lo positivo, en lugar de lo negativo, realmente podríamos cambiar el mundo, ya que podríamos lograr que el 91 por ciento de las mujeres fueran felices con lo que son y, al dejar a un lado lo negativo, podríamos dedicar tiempo y esfuerzo a un mejor mundo para todos.