El síndrome de Usher es una condición rara que afecta la vista y el oído, y es la causa genética más frecuente de sordera y ceguera combinadas. Se manifiesta en tres tipos principales, que se catalogan según la severidad y velocidad en que avanzan la pérdida de audición y discapacidad visual.
La causa del síndrome de Usher radica en mutaciones en genes específicos, que se heredan de forma autosómica recesiva, es decir que ambos padres deben ser portadores del gen mutado para que su hijo tenga la enfermedad.
Los síntomas del síndrome de Usher varían en función del tipo y la gravedad de la enfermedad. Pueden incluir:
- Sordera, que suele ser el primer síntoma, generalmente está presente desde el nacimiento o la infancia temprana. Puede ser leve, moderada o profunda, y puede progresar con el tiempo.
- Retinitis pigmentosa, que se manifiesta con puntos oscuros en la retina, el tejido sensible a la luz en la parte posterior del ojo. Estos puntos crecen y se expanden con el tiempo, lo que lleva a la pérdida de la visión periférica y, finalmente, a la ceguera total.
- Problemas de equilibrio, debido a la disfunción del oído interno, en algunas personas con síndrome de Usher.
Aunque no existe una cura para el síndrome de Usher, las opciones de manejo se enfocan en controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida de las personas. Estas pueden incluir aparatos auditivos y ayudas visuales, además de terapia ocupacional y apoyo emocional.
El síndrome de Usher es una condición desafiante, pero es posible que quien vive con ella encuentre formas de vivir una vida plena y significativa.