El Día Mundial contra el Cáncer, que se celebra el 4 de febrero de cada año, sirve como un recordatorio y reúne a personas, comunidades y organizaciones para sensibilizar, apoyar a los afectados y abogar por la mejora de la prevención, la detección y el tratamiento del cáncer.
El cáncer, una enfermedad compleja y en muchas ocasiones difícil de tratar. Surge del crecimiento incontrolado de células anormales que invaden y destruyen tejidos sanos. Aunque existen más de 100 tipos diferentes de cáncer, cada uno con sus características únicas, el mecanismo es el mismo. El cáncer supone una importante carga para el paciente, su familia y la sociedad.
Aunque sabemos que no siempre se puede prevenir la aparición del cáncer, los estilos de vida saludables pueden reducir en gran medida el riesgo de desarrollarlo. Evitar el tabaco, mantener una dieta equilibrada, practicar una actividad física regularmente, limitar el consumo de alcohol y protegerse de las radiaciones ultravioletas nocivas son medidas esenciales para minimizar la incidencia de cáncer. Además, las revisiones rutinarias y los autoexámenes facilitan la detección precoz, lo que permite dar un tratamiento oportuno y mejorar el pronóstico.
En las últimas décadas se han realizado enormes progresos en la investigación del cáncer, que han dado lugar a grandes avances en el diagnóstico y el tratamiento. El desarrollo de terapias dirigidas, inmunoterapia y medicina de precisión ha revolucionado el campo, ofreciendo esperanza a pacientes con opciones de tratamiento que otorgan mejores posibilidades de curación.
El cáncer no sólo afecta a la salud física del paciente, también impacta emocionalmente al enfermo y su familia. Esto hace necesario un sistema de apoyo integral, cuidados paliativos, programas de supervivencia y los servicios de apoyo psicosocial, con el fin de que la calidad de vida del paciente se vea lo menos afectada posible.