
La verdadera complementariedad en la pareja

Por Marisol Gómez
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Los hombres y las mujeres somos iguales en cuanto a nuestra naturaleza y dignidad. Somos diferentes en nuestro cuerpo, en la forma cómo nos relacionamos, en cómo hacemos las actividades y en cómo nos comunicamos. Sentimos de forma diferente, y vivimos y demostramos el amor en forma distinta. Cada hombre y cada mujer tiene un modo peculiar de hacer y vivir lo mismo. Estas diferencias son las que nos permiten complementarnos.
El hombre y la mujer pueden aprender del otro sus cualidades, pero nunca imitarlo o desear cambiarlo, porque al hacerlo no respetaremos nuestra esencia. Cuando nos complementamos lograremos el desarrollo de cada uno.
Las relaciones humanas se ven enriquecidas cuando tomamos en cuenta los puntos de vista masculinos y femeninos. Las decisiones se podrán tomar con una visión más amplia de la situación al tomar en cuenta los dos enfoques. La resolución de problemas será también más eficiente.
Cuando no aceptamos las diferencias, y no nos complementamos, entraremos en una relación de competencia y rivalidad en la que no podremos lograr los objetivos. En cambio, si logramos entender, comprender y aceptar nuestras diferencias estaremos armonizando nuestra relación, porque colaboraremos en lugar de competir, nos comunicaremos positivamente en lugar de confrontarnos.
Cuando colaboramos y nos comunicamos adecuadamente lograremos formar un gran equipo en lo profesional, social y familiar. Esta es la verdadera complementariedad.
Para llegar a complementarnos es necesario que los hombres y las mujeres nos respetemos, estimemos, toleremos y consideremos. Logrando aceptar el pluralismo que existe entre nosotros, en lugar de querer acabar con nuestras diferencias que nos enriquecen como personas y como sociedad.
El gran reto es entender que no hay superiores, ni inferiores; que somos iguales y que las diferentes formas que tenemos de manifestarnos nos enriquecen a todos. Por lo que no hay que luchar por un lugar, o tratar de imitar al otro dejando de ser uno mismo, o tratarnos con desigualdad. Hay que respetarnos, aceptarnos y colaborar unos con otros.