Cuando el dolor persiste más de lo esperado.
El Síndrome de Dolor Regional Complejo (SDRC) es una condición que causa dolor intenso y prolongado, generalmente en un brazo, una pierna, una mano o un pie. Suele aparecer después de una lesión, una cirugía o incluso un golpe leve, pero el dolor es desproporcionado en comparación con el daño original. Puede afectar a personas de cualquier edad, aunque es más común en adultos jóvenes y de mediana edad, y suele presentarse con mayor frecuencia en mujeres.
No siempre se conoce la causa exacta del SDRC, pero se cree que está relacionada con una respuesta anormal del sistema nervioso y del sistema inmunológico. Después de una lesión, el cuerpo normalmente envía señales de dolor para proteger la zona afectada. Sin embargo, en el Síndrome de Dolor Regional Complejo, esas señales se mantienen activas de forma exagerada, aun cuando el tejido ya se ha recuperado.
Entre los factores de riesgo están las fracturas, cirugías, esguinces, inmovilizaciones prolongadas y antecedentes de enfermedades que afectan los nervios, como la diabetes.
Los síntomas son:
- Dolor intenso y persistente que no mejora con el tiempo.
- Ardor, punzadas o una sensación eléctrica.
- Hinchazón en la zona afectada.
- Cambios en la temperatura o el color de la piel, que puede volverse roja, pálida o azulada.
- Sudoración anormal o sequedad en la piel.
- Rigidez articular y debilidad muscular.
- Crecimiento acelerado o pérdida de vello y uñas en la zona afectada.
Con el tiempo, si no se trata, puede provocar rigidez, pérdida de movilidad y atrofia muscular.
No existe una prueba única para diagnosticar el SDRC. El médico realiza una evaluación clínica detallada, revisando los síntomas y descartando otras enfermedades que puedan causar dolor similar. En algunos casos, se solicitan estudios como radiografías, resonancias magnéticas o gammagrafías óseas para observar cambios en los huesos o tejidos.
El diagnóstico temprano es fundamental para evitar que el dolor y las limitaciones se vuelvan crónicos. El tratamiento busca aliviar el dolor, mejorar la movilidad y recuperar la función del área afectada. Generalmente se requiere un enfoque combinado que puede incluir:
- Medicamentos, como analgésicos, antiinflamatorios, antidepresivos o fármacos para el dolor neuropático.
- Fisioterapia, que ayuda a mantener la movilidad y evitar la rigidez.
- Terapias de estimulación nerviosa, como la estimulación eléctrica transcutánea.
- En algunos casos, bloqueos nerviosos o procedimientos especializados para disminuir las señales de dolor.
Si después de una lesión o cirugía tienes síntomas como los mencionados, consulta a tu médico.
