
Pie de atleta y otras infecciones por hongos.

Los hongos en los pies son una molestia muy común, especialmente en climas cálidos o húmedos, o cuando los pies permanecen encerrados en calzado por mucho tiempo. Una de las infecciones más conocidas es el pie de atleta, pero no es la única. Conocer sus causas, síntomas y formas de prevenirlas ayuda a mantener los pies sanos y libres de molestias.
El pie de atleta es una infección causada por hongos que afecta principalmente la piel entre los dedos del pie, aunque también puede extenderse a la planta y los bordes del pie. Es muy común en personas que sudan mucho, en quienes usan calzado cerrado por muchas horas o en quienes caminan descalzos en lugares públicos húmedos, como duchas, gimnasios o piscinas.
Los síntomas más frecuentes son picazón intensa, enrojecimiento, grietas en la piel y, a veces, mal olor. La piel puede volverse escamosa o blanquecina, y en casos más graves, pueden aparecer ampollas. Aunque no es una enfermedad grave, sí es muy contagiosa, y puede transmitirse fácilmente de una persona a otra o a otras partes del cuerpo, si no se trata a tiempo.
Además del pie de atleta, los hongos también pueden afectar las uñas de los pies, causando una infección llamada onicomicosis. Esta se caracteriza por uñas gruesas, quebradizas, amarillentas o deformadas, y puede ser difícil de tratar. La infección suele comenzar en una esquina de la uña y se va extendiendo lentamente.
Otra infección por hongos menos común, pero posible, es la tiña del pie en mocasín, que afecta más la planta del pie y el talón. En este caso, la piel se vuelve seca, engrosada y escamosa, y puede parecer simplemente resequedad.
El tratamiento más común para el pie de atleta y otras infecciones fúngicas es el uso de cremas, talcos o aerosoles antimicóticos que se aplican directamente en la piel o las uñas. En casos más severos o persistentes, el médico puede recetar medicamentos por vía oral. En el caso de las uñas, el tratamiento puede tardar varios meses, ya que la uña necesita crecer sana para reemplazar la parte dañada.
Para prevenir los hongos en los pies, es muy importante mantener los pies limpios y secos, especialmente entre los dedos. Se recomienda usar calcetines de algodón, cambiarlos diariamente y evitar el calzado ajustado o que no permita transpirar. También es fundamental no caminar descalzo en lugares públicos húmedos y no compartir toallas, calzado o cortaúñas.