
Cáncer de sangre: Lo que debes saber sobre Leucemia, Linfoma y Mieloma

El cáncer de sangre es un conjunto de enfermedades que afectan a las células sanguíneas, la médula ósea y el sistema linfático. Los tres tipos principales son la leucemia, el linfoma y el mieloma múltiple. Aunque cada uno tiene características distintas, todos afectan el funcionamiento normal del sistema inmunológico y la producción de células sanguíneas sanas.
Los síntomas del cáncer de sangre pueden variar según el tipo, pero existen señales generales que deben llamar la atención:
- Fatiga o debilidad constante
- Fiebre frecuente o infecciones repetidas
- Sudores nocturnos
- Pérdida de peso sin razón aparente
- Inflamación de ganglios linfáticos (cuello, axilas, ingles)
- Sangrados o moretones fáciles
- Dolor en los huesos (especialmente en el mieloma)
- Palidez o dificultad para respirar
Muchos de estos síntomas también pueden deberse a otras enfermedades, por lo que es fundamental acudir al médico para una evaluación adecuada.
Los factores que aumentan el riesgo de desarrollar cáncer de sangre incluyen:
- Edad avanzada (más común en personas mayores de 60 años
- Exposición a radiación o ciertos productos químicos (como el benceno)
- Tratamientos previos con quimioterapia o radioterapia
- Trastornos genéticos o enfermedades del sistema inmune
- Antecedentes familiares de cáncer hematológico
- Infecciones virales como el VIH o el virus de Epstein-Barr (asociado a algunos linfomas)
No todas las personas con estos factores desarrollan la enfermedad, y algunas personas sin factores de riesgo conocidos también pueden verse afectadas.
El diagnóstico del cáncer de sangre puede incluir varios exámenes, como un análisis de sangre, una biopsia de médula ósea, y estudios de imagen como tomografías o resonancias magnéticas. Tras el diagnóstico se podían realizar estudios genéticos o moleculares para clasificar el tipo exacto de cáncer.
El diagnóstico temprano puede marcar una gran diferencia en el pronóstico y la efectividad del tratamiento. Éste varía según el tipo de cáncer, su etapa y la salud general del paciente. Puede incluir quimioterapia, inmunoterapia, terapia dirigida, radioterapia, o un trasplante de médula ósea o células madre.
Ante cualquier síntoma, consulta a tu médico.